PS4 necesitaba músculo y tras el retraso de 'Driveclub' y las escuetas aspiraciones de 'Knack', 'Killzone: Shadow Fall' parecía ser la pieza ideal para que el engranaje funcionase a la perfección. Lástima que el trabajo de Guerrilla Games acabe como su historia, navegando entre dos aguas en las que nunca termina de encajar.
El principal problema es que esas dos aguas resulten ser la actual generación y la que justo acaba de empezar. Mal pie para iniciar un cambio que ya presentaba dudas mucho antes de que llegasen las consolas y que, ahora más que nunca, necesitaba un buen golpe sobre la mesa. 'Killzone: Shadow Fall' lo pretende, pero acaba resultando ser una caricia con la que se rompe varios dedos de la mano.
Killzone: Shadow Fall no está a la altura
Considero imprescindible acercarse a esta nueva entrega de la saga como si de un título estilo 'Battlefield' o 'Call of Duty' se tratase, y es que la campaña está varios niveles por debajo de lo que ofrece su multijugador, mucho más divertido e interesante que la trillada historia de los nazis espaciales.
'Killzone: Shadow Fall' intenta subirse al carro de la denuncia política con una historia de bandos enfrentados con un Muro de Berlín (o Israel) como protagonista, pero fracasa estrepitosamente en la comparativa y se acaba estrellando al no conseguir que nos importe lo más mínimo el número de muertos a cada lado de esa inmensa pared.
Alguno podría acabar obviando el detalle pensando aquello de "quiero jugar y punto, no me calientes la cabeza que esto no es un telediario", pero ni siquiera con los ojos cerrados ante su denuncia consigue convertir su historia en algo memorable y atractivo. Digámoslo aún más claro, 'Killzone: Shadow Fall' aburre, y teniendo campañas destacables en la historia de la saga acaba hundiéndose hasta los últimos puestos en nuestra lista de juegos favoritos de la franquicia.
Una campaña que hace aguas
El principal problema es el enfoque, esa indecisión entre apostar por un juego de campaña o de multijugador, haciéndose un flaco favor y dándonos la razón una vez más a los que demandamos campañas cortas pero intensas en los títulos que están más enfocados al juego en línea.
Peor aún es no saber aprovechar lo que al inicio del juego parecen sus mejores bazas, el robot que te acompaña e igual sirve para un roto que un descosido, desde aturdir enemigos a proporcionar fuego de cobertura (memorable lo de la tirolina las dos primeras veces y metido con calzador el resto) o esa intención de llevar el juego hacia el sigilo con menos oportunidades de las necesarias para poder explotarlo.
Acaba alargando horas con idas y venidas innecesarias, escenarios laberínticos y un diseño que se olvida por completo de llevarte de la mano. Algunos pensarán que eso es mejor, más hardcore, pero resulta un tedio en el que muchas situaciones acaban derivando en una muerte tras otra destinadas a explotar el ensayo y error hasta la extenuidad.
Recoger bidones y trasladarlos hasta la otra punta del mapa, disparar misiles de buenas a primeras aunque no tengas un fusil en las manos, entrar en una nave que se mantiene a tu espalda... Tal vez el error sea nuestro, acostumbrados a un estilo de juegos mucho menos exigente, pero cuando ocurre una y otra vez y acabas con cara de idiota pensando "ah, que era eso" sucesivamente, tiendes a pensar que tal vez haya algo que no funcione del todo bien.
Soso, demasiado largo y mal estructurado, pero los gráficos bien ¿no? Pues mira, la verdad es que tampoco. No negaré haberme sorprendido por esa preciosa iluminación que inunda el juego, probablemente lo más espectacular que parece haber traído bajo el brazo esta nueva generación, pero el resto, con unos niveles que pretendían asomarse a la libertad de movimientos para acabar haciéndote correr como ratas por un laberinto y unas caras que podríamos haber visto en PS3 (la del padre de la primera fase, un tutorial muy poco inspirado, es de traca) tiran por tierra toda puesta de sol que haya conseguido emocionarte.
Como comentaba, el mayor problema de 'Killzone: Shadow Fall' es su planteamiento, y es que una campaña más corta sin esos paseos innecesarios dispuestos para alargar innecesariamente las horas, habría dejado un sabor mucho más intenso y un multijugador más completo que, esta vez sí, vale la pena probar.
Un multijugador envidiable
Sigue funcionando a las mil maravillas lo de personalizar partidas hasta el más mínimo detalle, y no tardarás demasiado en ver cómo partidas aparentemente cortas acaban convirtiéndose en complicados retos en los que pasas de un simple duelo por equipos a una toma de banderas para acabar con el clásico buscar y destruir. Francamente bien, al César lo que es del César.
No venía predispuesto a engancharme al multijugador de 'Killzone: Shadow Fall', pero sí iba con la idea de abandonar 'Call of Duty' con una experiencia igual de directa y divertida, y los de Guerrilla han sabido unir los ingredientes suficientes para que siga jugando las próximas semanas, como mínimo hasta la llegada de esa perita en dulce que promete ser 'Titanfall'.
Lo haré perdonándole sus fallos, como por ejemplo un sistema de respawn que pese a no dejarte vendido si te hace pasear por algunos escenarios más de la cuenta, o esos obstáculos estúpidos que pueblan algunos niveles y son capaces de llevarte a la muerte en un enfrentamiento.
El peso y potencia de sus armas, lo bien niveladas que están cada una de sus clases y la sensación de que hay un francotirador o un rifle de asalto para cada tipo de jugador, todo queda dispuesto para que juegues como te venga en gana sin preocuparte de que los camperos pueblen el mapa o que la lacra de los escopetazos tras superar una esquina también tengan su réplica. Es fácil engancharte a su sistema aunque las primeras partidas parezcan un auténtico caos.
Lo seguirás jugando por sus desafíos, el pique necesario para los completistas y el motor del juego a la hora de conseguir nuevos accesorios para tu rifle favorito o mejorar habilidades como el escudo reflector o el robot capaz de atacar, aturdir o curar aliados, todo dependiendo de la clase escogida. Por eso y por los prometidos mapas gratuitos que irán llegando con el paso de los meses, un filón que esperamos sepan explotar.
La saga y PS4 merecían algo más que Killzone: Shadow Fall
El enfoque podría ser más benévolo si detrás no estuviese Sony y una de sus sagas estrella, dirán algunos, pero el juego es el que es sin importar los nombres que estén detrás. 'Killzone: Shadow Fall' no está a la altura de lo que puede llegar a ofrecer PS4 y, aunque en materia gráfica toca tener paciencia, sus altibajos no se mantienen en ese ámbito para que sirva de excusa.
Guerrilla Games tiene la cabeza en otro sitio, probablemente en las ganas de presentar una nueva IP, y la presión de ser el juego estrella del lanzamiento de la nueva consola japonesa no parece haber ayudado a ofrecer una experiencia memorable.
Sí es capaz de sentar las bases en muchos aspectos como su multijugador o algunos destellos de genialidad que se equiparan a los de su iluminación, pero el conjunto acaba siendo más propio de un juego de segunda que perfectamente podríamos haber vivido en PS3. Por si a alguien le quedaba alguna duda, las buenas intenciones y los gráficos sorprendentes ni venden consolas ni mucho menos cambios generacionales.
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A favor
- Multijugador
- Una iluminación inédita
- Armas y habilidades
En contra
- Campaña aburrida
- Los gráficos no siempre son de nueva generación
- Demasiadas oportunidades desaprovechadas
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