Héroes, naves espaciales y hasta una princesa con el toque maestro de Akira Toriyama. Crítica de Dragon Ball Daima 1x05

El papá de Goku y Arale sabe cómo marcar las diferencias y que lo sencillo se sienta como algo especial. Cómo entrelazar pequeñas dosis de humor, combates entretenidos y la sensación de aventura para encandilar a sus fans. Dragon Ball Daima es la mejor prueba de ello. Y pese a que las comparaciones y paralelismos entre esta nueva serie de anime y Dragon Ball GT son (y serán) inevitables, hay algo diferente que logra que siempre haya algo interesante por descubrir y una pequeña gran adición al Dragon World en cada capítulo. La de el quinto episodio, además, tiene ojos, nariz y nombre propio: Panzy. Es más, se nota a la legua que también es hija de Akira Toriyama.

Tras entrar en escena fugazmente en el anterior episodio, Panzy nos es presentada como la nueva compañera de aventuras de Goku, Shin y Glorio en el Reino de los Demonios. De hecho, para hacerlo entretenido la serie Dragon Ball Daima sigue la fórmula de los mangas Shonen y los juegos de RPGs que tanto disfrutaba Toriyama (y en los que participó) dedicándole un episodio entero a introducir su personalidad y lo que aportará tanto a los protagonistas como al espectador. Acertando de pleno a la hora de darle una chispa de alegría a la trama y, a la vez, una divertidísima compañera de juegos y aventuras al pequeño protagonista de Dragon Ball.

Con todo, Toei Animation no se olvida de lo más esencial: pese a dedicarle un episodio íntegro (y muy merecido) a Panzy, también aprovecha para recordarnos el por qué de esta aventura: mientras se aclaran un poquito más los verdaderos planes del nuevo Rey de los Demonios, también se genera al espectador cierta duda sobre el propósito real del que, de momento, es el personaje más enigmático de todo Dragon Ball Daima: ¿cuales son las verdaderas intenciones de Glorio?

Lo que está claro es que Goku cada vez está más cómodo con su aspecto juvenil, y eso al final se traduce en que además de conservar su eterna inocencia y desparpajo, poco a poco se va recuperando para el espectador el ritmo y la acción de los combates de sus primeras aventuras de Dragon Ball. Lo cual, sin entrar en detalles, también sirve para recordarnos que quizás sea un forastero con una curiosidad inagotable en este nuevo gran escenario creado para la pura aventura, pero también el más apasionado luchador del mundo de Dragon Ball. Para alegría de todos.

Como resultado, el episodio "Panzy" de Dragon Ball Daima nos reencontramos con algo que ya es parte de la premisa de toda la serie: se entremezclan elementos genuinamente nuevos y creados por toriyama con otros que nos son familiares. Se adereza con una animación y pretensiones que buscan recuperar más las sensaciones de aventura que la tensión de grandes batallas (por ahora) y poco a poco, se nos lleva a un Reino Demoníaco que, como nuevo tablero para crear historias, acaba resultando cada vez más rico e interesante. ¡Demasiado como para tener que esperar una semana entera hasta ver en qué nuevo lío se meten nuestros héroes!

Lo ocurrido hasta ahora...

En el planeta Tierra existen siete esferas que, al ser reunidas, son capaces de cumplir cualquier deseo: las Dragon Balls. Durante años, sus increíbles poderes han despertado la fascinación de muchos héroes y aventureros, pero también la codicia de villanos. Algunos incluso provenientes del espacio exterior. Por suerte, el valiente Goku ha sabido oponerse a los malvados: no solo es el campeón de la Tierra, sino también un apasionado por las artes marciales que siempre ansía medirse con los rivales más fuertes. Entonces, ¿cómo es que vuelve a tener el aspecto de un niño?

Más allá de los universos conocidos existe el Reino de los Demonios, el Daima-Kai. Éste se compone de tres mundos demoníacos y el Rey Gomah, su nuevo regente, tiene un interés muy especial por las Dragon Balls. No es que no existan allí, sino que están celosamente custodiadas por criaturas de enorme poder. Por ello, Gomah viana hasta la Tierra para hacerse con ellas, gastando el primer deseo en convertir a los mejores luchadores en niños. Sin embargo, sus planes van más allá de lo obvio y se lleva con él al dios Dende, custodio y fuente de poder de las esferas, hacia su propio palacio.

El intrépido Goku decide iniciar un rescate, pero se topa con un enorme obstáculo: para viajar al Reino de los Demonios se necesita algo más que una nave espacial, pero por suerte uno de los habitantes de allí llamado Glorio se ofrece a escoltarlo y llevarlo junto con otro dios supremo Shin, quien también ha adquirido un aspecto infantil. Un viaje ajetreado hacia nuevo mundo es muy diferente y hostil. Y, sin embargo, no todos los demonios son gente malvada: algunos tienen también un sentimiento genuino de heroicidad, como la propia Panzy.

Panzy es una inquieta habitante del Reino de los Demonios, pero no tiene nada que ver con Gomah: tras intentar oponerse a la guardia real en un acto de pura rebeldía, su camino se cruza con el de Goku, Shin y Glorio, lo cual despierta enormemente la curiosidad por este grupo: ¿qué están haciendo unos tipos tan raros en un sitio tan peligroso? Por suerte para ella y Goku, sus caminos y el destino les llevan al mismo sitio: el Castillo de Kadan.

Glorio fue a buscar a los mejores guerreros de la Tierra gracias a la ayuda del Rey Kadan, un demonio enorme que considera que los crueles actos de Gomah han ido demasiado lejos. Y eso hace que lo que se encuentra al verlo de vuelta sea una extraña sorpresa: ¿es posible que el pequeño niño con los pelos tan extraños que tiene delante sea el campeón del planeta Tierra? Quizás merezca la pena poner a prueba su destreza como luchador. Algo que, ya te adelanto, Goku estará más que encantado de demostrar.

Y entre una cosa y otra, la pequeña Panzy no deja de maravillarse con este pequeño grupo. ¿Cómo es posible que alguien que parece un niño vea esta complicada misión como una aventura? Ante esto, una determinación: su nuevo propósito es unirse a Goku y enfrentarse junto a él a Gomah. Porque, quizás, sus poderes demoníacos todavía necesiten un empujón, pero pese a su tamaño, lo cierto es que Panzy también es una gran caja de sorpresas.

Enciclopedia Daima: la princesa del Castillo de Kadan

Nuestras críticas de Dragon Ball Daima siempre tienen un extra de mimo y algo extra: nuestra enciclopedia Daima. Y esta semana hablaremos sobre la nueva protagonista de la serie creada por el propio Akira Toriyama. Con todo, llegados a este punto te recomendamos tanto haber leído lo que ya hemos publicado -lo a mano y organizado tienes un poquito después- como tener la serie de animación al día para disfrutar mucho más de lo que te vamos a escribir. ¿Aviso de spoilers a continuación? Esta semana sí. Pero, a modo de excepción.

Panzy es mucho más que una justiciera enmascarada del Tercer mundo demoníaco: es nada menos que la hija del Rey Kadan. Y eso, quieras que no, la convierte en una pequeña princesa. Una a la que, de hecho, le encanta mancharse las manos a la hora de inventar trastos y, como a Goku, meterse en líos por causas justas. Algo que, como verás, le viene de familia. Por cierto, como todos los personajes de Akira Toriyama, el origen del nombre de Panzy lo toma prestado de una temática específica y en este caso viene de la flor Pensamiento. O "pansy" en inglés.

La princesa Panzy apenas tiene 82 años (es proporcionalmente una niña ya que los Majin suelen vivir unos mil años) y pese a tener el aspecto típico de una niña Majin es fácil de reconocer: su piel es verdosa como la de su padre y posee las respectivas orejas puntiagudas que delatan a los habitantes del Reino Demoníaco. Su estilo a la hora de vestir define su personalidad práctica y aventurera: su pelo beige está recogido en dos coletas y lleva un mono con un engranaje que delata su pasión por todo lo que tiene que ver con la mecánica.

Conocimos a Panzy como una misteriosa heroína encapuchada con una enorme capa y una máscara que ocultaba su rostro y silueta. Además de su atuendo tradicional, Panzy lleva una bufanda morada más o menos del color del cielo del tercer mundo demoníaco (del que proviene) y una bolsa en la que lleva herramientas, sus bombas, algo de comida y una pequeña espada. De hecho, Goku le encantan las bolas de arroz que lleva durante sus incursiones a otros pueblos.

Panzy vive en el Casillo de Kadan, el cual se erige sobre una enorme formación rocosa. Según cuenta ella, casi todos los castillos del Reino Demoníaco son parecidos y cuentan con las mismas instalaciones, incluyendo zonas de cultivo interiores, un enorme patio en el que entrenan los guerreros de Kadan y todo lo que tradicionalmente se asocia a las fortalezas medievales, con la particularidad de que todo está dispuesto en posición vertical.

El estatus de princesa viene por parte de su padre, quien gobierna el castillo y que nos es descrito como alguien bruto que actúa más o menos como un mafioso. Y pese a que el Rey Kadan es un demonio (o Majin) temido, en realidad tiene su propio código moral: sólo roba a los criminales y mata a gente que es mala. Su hija Panzy ha heredado ese extra de picardía, pero también ese sentimiento de inconformismo ante las crueles decisiones del nuevo Demonio Supremo Gomah y su ejército real.

Sabemos que todos los majin usan como mínimo un hechizo, y el de Panzy parece ser la capacidad de levitar objetos o la telequinesis. Pero muy, muy poquito, que conste: conseguir separar una piedra del suelo la agota. Sin embargo, pese a su juventud tiene otras dos cualidades que la hacen extraordinaria: su enorme sentido de la justicia y un don natural para crear inventos y objetos mecánicos. De hecho, es capaz de hacer sus propias armas (incluyendo bombas wasabi y un taser aturdidor) y arreglar naves voladoras.

Por su parte, la princesa Panzy es muy querida tanto por el Rey como por sus súbditos y no tarda en ganarse de manera genuina la amistad de Goku, al que admira por ser tan fuerte pese a ser tan pequeño. Siendo una extraordinaria y alegre compañera de travesuras junto a un Shin y Glorio que, no lo vamos a negar, tampoco son la alegría de la huerta. Siendo, a todos los efectos, ese toque extra de novedad, color y el inconfundible espíritu de Toriyama que tan bien le sienta a sus historias.