Más de una vez había estado tentado de importar alguna de las versiones de ‘Taiko no Tatsujin’, la popular franquicia de Bandai Namco basada en la tradición nipona de los taiko, un gran tambor que se utilizaba como instrumento para alentar y marcar el paso de las tropas en el pasado y para crear música en épocas más modernas.
Nunca me había atrevido por desconocer cómo de bien se me iba a dar el invento, por cómo subían los precios cuando añadías al pack el controlador del taiko y, por descontado, por la pereza de pagar por algo que llegará dentro de un mes a tu casa. Por suerte, ‘Taiko no Tatsujin: Drum ‘N’ Fun!’, la versión para Switch de ‘Taiko Drum Master’, me ha dejado las cosas mucho más claras.
Impresiones de Taiko no Tatsujin para Switch
A través de la eShop japonesa he estado probando la demo de este aclamado título nipón, en parte por curiosidad, en parte por nostalgia de que el género de los juegos musicales esté de capa caída después de muchos años habiéndole pegado no pocos castañazos a la batería de ‘Rock Band’.
Lo he hecho sin el accesorio del taiko, claro, que probablemente es su gran baza, pero ‘Taiko no Tatsujin: Drum ‘N’ Fun!’ consigue ofrecer suficientes alicientes para que jugar sin el cacharro (y de paso evitar meter otro trasto en casa) sea igual de divertido para toda la familia.
La demo, bastante limitada para que no merezca mucho la pena realizar todo el proceso de crear una cuenta, sí consigue transmitir la esencia del juego con apenas dos canciones y cuatro niveles de dificultad para cada una. Ya os adelanto que ser arrítmico no ayuda, así que no he podido pasar del nivel normal. Pero como ya ocurría con otros juegos musicales, ver a alguien superar un tema en dificultades elevadas es una auténtica gozada.
Una demo escueta pero esclarecedora
La demo ofrece varias opciones de control, ya sea con el accesorio del taiko, con botones, con los Joycon o la pantalla táctil, siendo las dos últimas las más interesantes de las que, al menos por ahora, podemos disfrutar en occidente. De calle me quedo con la táctil, pulsando sobre el tambor para generar las notas rojas y en el exterior para marcar las azules, como darle al taiko sobre la membrana o en el lateral de la madera.
Hacerlo de este modo es facilísimo y, aunque la idea de utilizar los Joycon como si tuvieses un tambor invisible delante, golpeando en vertical para las rojas y de forma inclinada para las azules, he podido comprobar que aunque los mandos de Switch sean una pequeña pieza de ingeniería, no todas las compañías saben sacarle el mismo partido. No han sido pocas las ocasiones en las que no me ha registrado un golpe, echando así por tierra un combo épico que me ha sentado como un jarro de agua fría.
Probablemente sea eso lo que más frío me ha dejado de un juego que, por otro lado, parece lo suficientemente divertido como para desconectar un rato o que los más pequeños de la casa aprovechen Nintendo Switch de una forma original. Sigo teniéndole las mismas ganas que antes de probar la demo. La única diferencia es que después de probarlo ahora tenga aún más claro que probablemente caiga en el pack de ‘Taiko no Tatsujin: Drum ‘N’ Fun!’ con el accesorio del taiko.
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