He jugado a Ace Combat 7: Skies Unknown y la vuelta a los orígenes le ha sentado de maravilla

He jugado a Ace Combat 7: Skies Unknown y la vuelta a los orígenes le ha sentado de maravilla

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He jugado a Ace Combat 7: Skies Unknown y la vuelta a los orígenes le ha sentado de maravilla

De haber tenido algo de mano con las mates más allá de sumar 2+2, es muy probable que mi carrera se hubiese orientado hacia la aviación en vez de a juntar letras. Es un mundo que me ha apasionado desde muy pequeño al que, lamentablemente, sólo puedo acercarme a través de una pantalla.

Lo de ver videojuegos sobre el tema hasta debajo de las piedras no es algo habitual, así que podéis imaginar mi cara cuando, hace ya más de un año, se anunció ‘Ace Combat 7: Skies Unknown’, una vuelta a las raíces de la saga tras el espectacular, pero descafeinado, ‘Ace Combat: Assault Horizon’. Hace poco pude ponerme a los mandos de esta nueva entrega, y esta es mi experiencia.

Diversión frente a todo lo demás

No puedo empezar a hablar de ‘Ace Combat 7: Skies Unknown’ sin mostrar un pelín de decepción. Tras el famoso tráiler de la feria de Los Angeles, me esperaba un apartado gráfico mucho más espectacular a la hora de jugar. Nada más lejos de la realidad, el juego de Bandai Namco se ve muy bien, pero está un escalón por debajo de lo que podríamos pedirle a una generación inmersa en las resoluciones 4K y los gráficos hiperrealistas.

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Las explosiones son flojillas y acercarse al suelo la gran mayoría de las veces supone un drama, pero por suerte modelados y la ambientación del lugar que realmente importa, el cielo, es lo suficientemente agradable para que la mosca detrás de la oreja se vaya a volar a otro sitio más pronto que tarde.

Donde no hay hueco para quejas es en la diversión, abandonando las cámaras fijas y las cinemáticas de destrucción de la anterior entrega, y volviendo al espíritu arcade del que siempre ha hecho gala esta saga. Con dos modos de vuelo, uno para novatos que deja poca opción a maniobrar, y otro experto en el que se explota todo lo que pueden ofrecer sus cazas, ‘Ace Combat 7: Skies Unknown’ es una carta de amor a los fans de la franquicia.

La experiencia de Ace Combat 7

Primero con un F-14D Super Tomcat, y posteriormente con un F/A-18F Super Hornet, me pongo a jugar esa batalla en la que un superavión empieza a soltar una apabullante nube de drones que intentan evitar a toda costa que destruya la nave nodriza.

Acabo disfrutando más del Super Tomcat, con más maniobrabilidad y misiles de corta distancia pero más precisión, que del Super Hornet, pero en ambos casos me quedo embobado con la cantidad de naves y misiles a los que tengo que prestar atención si no quiero morder el polvo.

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La lucha entre las nubes, peligrosa por lo que puede suponer para la estabilidad de mi avión cuando la humedad empiece a entorpecer mi visión y congelar mis alas, es una auténtica gozada en la que tirar de intuición en vez de radar es todo un reto. Lástima que, persiguiendo esa simplicidad arcade, los ataques recibidos y perpetrados no afecten tanto a enemigos como a tu avión de forma más realista. Me refiero a problemas de viraje frente a un golpe en un lateral y cosas así, lo que sin duda convertiría a ‘Ace Combat 7: Skies Unknown’ en algo mucho más espectacular y difícil.

Pronto los problemas con los gráficos quedan a un lado. El tiempo de la demo acaba pasando en un suspiro y las letras de “gracias por jugar” aparecen en la pantalla. El sabor final es el de haber disfrutado de lo que ‘Ace Combat 7: Skies Unknown’ me ha puesto delante, y también el de las ganas de poder disfrutar de su historia y sus combates cuando el juego llegue a las tiendas el año que viene. Pese a todo lo malo que pueda decir de él, es indudable que lo esperaré con ganas.

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