Fantasy Life: análisis

A primera vista, 'Fantasy Life' es un juego sobre el que parece fácil escribir. Tal vez en consonancia con unos coloridos mundos y personajes que impiden acercar las palabras a la estridencia. El problema es que, una vez te introduces en el juego, pasas por un montón de estados que es difícil concretar en un puñado de frases. Su desarrollo es lento, y durante muchas horas piensas que solo estás empezando, que solo estás rascando la superficie.

La razón por la que hemos tardado en publicar este análisis corresponde a esa incertidumbre. Tras un buen puñado de horas a la espalda lo que vas a leer es la crónica de un viajero desde la mitad del camino. Una crónica distinta de la que hubiera resultado al principio y, por supuesto, de la que resultaría al final de viaje. Pero es que es ese precisamente uno de los grandes encantos de ‘Fantasy Life’, su sensación de aventura eterna.

Fantasy Life y su propuesta a medio camino entre dos mundos

Imagina que 'Animal Crossing' abre un día las puertas que te mantienen encerrado en su pequeño pueblecito. Siempre has pensado en ello, en qué pasaría si esa reducida villa fuera solo una minúscula porción de una tierra enorme. Imagina también que todo lo que te ha tenido ocupado en 'Animal Crossing' lo encuentras multiplicado más allá de sus fronteras. La primera sensación que sentirías es que todo lo que te rodea te supera con creces. Pues bien, esa es solo la mitad de la fórmula. Une a esa idea tintes de action rpg: decenas de npcs con los que charlar, una historia que contar, innumerables misiones secundarias, distintas armas que usar y oficios en los que prosperar, subidas de nivel en múltiples vías…

‘Fantasy Life’ se revela pues como una apuesta a medio camino entre el naif Animal Crossing y las mecánicas del action rpg. ¿Un sueño hecho realidad? Pues solo a medias. Y es que el juego de Level 5, si lo comparamos directamente con el juego de Nintendo, ni se adueña del reloj de tu consola (por lo que no tiene esa especial magia que lo convierte en parte de tu vida día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año); ni contiene el incontable número de objetos, frases, eventos que no significan nada pero que lo significan todo. Si hablamos de action rpg podemos olvidarnos de la profundidad que ofrece este género. Todo es demasiado liviano, tranquilo, sin retos apreciables.

La combinación de elementos podría darse por fallida, pero es que no es así. 'Fantasy Life' crece lentamente, a su ritmo, premiándote muy de vez en cuando. Te anima a desbloquear el caballo o la tortuga para los desplazamientos, el dirigible que conecte ciudades, el camino que se mantiene insistentemente bloqueado, esa siguiente parte de la historia, ese nuevo nivel de destreza con tu arco. Para cuando eres consciente, el sosegado devenir te ha atrapado por completo… A lo 'Animal Crossing', vaya.

Tendiendo puentes entre mecánicas

En 'Animal Crossing' talas árboles, pescas, diseñas ropa, recoges minerales y fósiles… y en los juegos de rol hemos visto clases tipo espadachín (el rápido), mago (lanza hechizos), guerrero (el fuerte), arquero (combate a distancia)… 'Fanstasy Life' crea una de sus bases jugables en la mezcla de todo esto, que da en llamar Oficios.

Los ofensivos son más habituales de los juegos de aventuras, lo curioso es que los otros, simples acciones en 'Animal Crossing', son puestos al mismo nivel. Atentos a la suma de todos: paladín, mago, cazador, mercenario, carpintero, sastre, herrero, cocinero, alquimista, minero y pescador. La lista impresiona, más que nada porque cada una va acompañada de un maestro, una progresión de novato a experto y misiones específicas. Además son combinables. Podemos recoger materia prima como minero, trabajarla como herrero para crear una espada y empuñarla como paladín. Abrumador.

Fantasy Life, un vistazo al mundo, la historia y los personajes

La historia de 'Fantasy Life' es muy ligerita. El misterioso meteorito que cae trayendo malos augurios, el rey que solicita nuestra ayuda y la hija rebelde de este que se cruza en nuestro camino. Vamos, que no desentona con todo lo demás, y sirve meramente de columna vertebral alrededor de la que movernos. Y nos movemos mucho y con libertad. Reveria es un mundo abierto por el que deambular ajenos a objetivos, simplemente por el placer de descubrir nuevos lugares.

Las misiones principales, las necesarias para ir avanzando capítulos, siempre nos dicen por donde debemos ir. Las secundarias, decenas y decenas, nos pueden tener ocupados muchísimas horas si nos las tomamos en serio, aunque en la mayoría de los casos las resolveremos al estilo 'Xenoblade', esto es, simplemente jugando. Si resulta que hay que acabar con cuatro lobos por la noche, puede que nuestro simple trotar por el mundo nos haga conseguir nuestro objetivo porque en un momento dado estos bichejos se han cruzado en nuestro camino. Por otro lado, podrás compartir tus correrías con otros dos amigos vía local o a través de internet, algo ya casi indispensable en este tipo de juegos.

Sobresale sobre la princesa y nuestros mentores, principales personajes secundarios, la mariposa Mariposea (si, el nombre tiene lo suyo), que sería un remedo de Navi si no fuera porque, además de aconsejarnos, nos propone continuamente importantes objetivos que tienen su recompensa. Y Hey! Tranquilos, aunque algo irritante (va con el papel) no es tan pesada como el hada de 'Ocarina of Time'.

Conclusiones

‘Fantasy Life' es un juego de ritmo tranquilo que nos irá atrapando poco a poco. No es tan importante la historia que nos cuenta como la experiencia que nos propone. Mezcla sin estridencias entre 'Animal Crossing' y el action rpg, aquí lo que de verdad cuenta es disfrutar de un mundo enorme y colorido. Si bien la dirección artística es menos imaginativa que en otros trabajos de Level 5, el conjunto nos enamora a poco que hagamos de turistas por sus verdes valles, frondosos bosques, picos helados y candentes cuevas. Las ciudades y pequeños asentamientos que encontraremos a nuestro paso están habitados por decenas de personajes que están deseando encargarnos algo.

Unid a eso el dominio de doce profesiones y daréis con un juego de cientos de horas que por momentos da la sensación de eternidad. Teniendo en cuenta que la base de la experiencia que nos propone 'Fantasy Life' consiste simplemente en el placer de vivir. Eso es un chute de felicidad, porque ¿Quién no querría disfrutar de una aventura que da la sensación de que no va a terminar nunca?