Cuando Blizzard anunció que tenía entre manos un nuevo videojuego llamado Diablo Immortal, una nueva entrega de la saga destinada a los móviles, no tuve muy claro qué esperar al respecto. Por un lado me daban ganas de probarlo, pero por otra parte eso de jugar a un título de la saga en un dispositivo de este tipo no me convencía demasiado. Como mucho juego a Pokémon GO diariamente y en rara ocasión he echado alguna partida a League of Legends: Wild Rift, pero nada más.
No me siento demasiado cómodo jugando a lo que sea con un móvil en posición horizontal, pero tampoco puedo negar que Diablo es una de mis sagas favoritas, así que no podía pasar por alto el hecho de darle una oportunidad a esta nueva aventura que fue lanzada hace tan solo unos días. Además, cualquiera puede darle una oportunidad porque es free-to-play.
Si bien es cierto que Diablo Immortal está disponible para PC, mis primeras impresiones se han centrado únicamente en la versión para móviles, concretamente Android. Más que nada porque se trata de la versión original, dado que la que se ha publicado en ordenadores no es más que una beta abierta. Así pues, tras dedicarle un buen puñado de horas, procedo a contaros cómo ha sido mi viaje por Santuario.
Hora de salvar Santuario, una vez más, del mal que acecha
La trama de esta nueva aventura nos sitúa en un momento entre los sucesos de Diablo II y Diablo III. Parecía que el mundo podía vivir tranquilo tras la aniquilación de Diablo, pero los fragmentos de la Piedra del Mundo siguen vagando por todas partes, capaces de traer de vuelta al temible Señor del Terror si acaban cayendo en las manos equivocadas. Así pues, nos tocará evitar por todos los medios posibles que eso suceda.
Eso nos llevará a recorrer numerosas zonas en las que nos iremos topando con criaturas demoníacas y otros seres infernales de lo más poderosos a los que deberemos de machacar si queremos apoderarnos de las piedras para destruirlas de una vez por todas. El camino no será coser y cantar, pero al menos tendremos de nuestro lado a personajes totalmente nuevos y otras caras que resultarán muy familiares a los seguidores de la serie.
Las misiones principales no serán especialmente largas, lo que viene muy bien para pillar el móvil en cualquier momento, jugar un rato y retomar el avance exactamente en el mismo punto en el que lo hemos dejado. Es más, si alguno quiere pasar de una versión a otra podrá sin problemas porque la partida se almacena en la cuenta.
Las tareas a cumplir no es que sea ninguna novedad en la saga, porque prácticamente es el objetivo de siempre, el de ir a un punto determinado, llevarte por delante a todos los enemigos que vayan apareciendo por el camino y por lo general eliminar a un minijefe o un jefe final más demoledor. A pesar de todo, la trama está muy bien llevada y resulta de lo más interesante, con unos subtítulos en castellano, aunque las voces están en inglés.
En cualquier caso, tanto las misiones principales como las secundarias no son más que una mera excusa para avanzar, mejorar a nuestro personaje e ir subiéndolo de nivel poco a poco. Esto nos permitirá obtener nuevas habilidades que se irán desbloqueando o mejorando sobre la marcha, lo que junto a las piezas de equipo viene bien para que cada uno pueda personalizar a su personaje como quieras, pero también es cierto que se echa de menos algo más de profundidad en este sentido, sobre todo en las estadísticas, en comparación con Diablo II.
La grata sorpresa que me he llevado al jugar a un Diablo en un móvil
No importa que el juego también esté disponible para PC, porque en todo momento queda claro que Diablo Immortal ha sido desarrollado para móviles, especialmente por su interfaz. Como mencionaba al principio, me causaba algún reparo jugar de esta forma por si me resultaba incómodo, pero lo cierto es que no tardé prácticamente nada en acostumbrarme y en meterme de lleno en la acción.
Los controles resultan de lo más intuitivos al desplazarnos de un lado a otro con la mano izquierda, mientras que la mano derecha se utiliza para dar rienda suelta a cualquiera de las habilidades de nuestros personajes, con una básica que podemos emplear constantemente y otras cuatro con sus respectivos tiempos de reutilización. Todo está perfectamente señalizado para no perder de vista ni un solo detalle de lo que sucede en la pantalla.
Asimismo, algo que también me ha sorprendido para bien es que va muy fluido. No he notado ningún tipo de tirón ni ningún aspecto negativo en su rendimiento que merezca la pena resaltar, así que eso es de agradecer en un título de este tipo con una acción tan frenética y, dicho sea de paso, muy similar a la de Diablo III. Incluso ha habido momentos que si me hubiesen dicho que es una versión para móviles de esta tercera entrega, me lo habría creído.
Otro motivo por el que me ha sorprendido para bien su rendimiento es por el hecho de que los escenarios son un mundo abierto. Esto supone que las partidas no estarán limitadas a una cierta cantidad de jugadores, dado que es necesario escoger el servidor en el que queremos jugar, donde nos encontraremos con otras personas yendo de un lado para otro, combatiendo, cumpliendo misiones, hablando entre ellas, etc., lo que sin duda viene muy bien para unir fuerzas o para no sentirse solo en este mundo tan despiadado.
Todo esto lo apreciaremos sobre todo en las ciudades principales que harán la función de zona de operaciones, donde tendremos a nuestra disposición toda clase de tiendas para reciclar piezas de equipo, engarzar gemas y hacer que nuestro personaje esté más preparado para afrontar las duras batallas que tendrá por delante. En este sentido, en todo lo que he jugado no he necesitado pasar por caja en ningún momento para adquirir artículos que pudiesen resultarme de ayuda para no estar demasiado apurado.
Reconozco que todavía me queda un buen trecho por delante hasta llegar al final de Diablo Immortal y afrontar ese end-game tan extremadamente criticado por la comunidad por su sistema de monetización. Igual para entonces mi opinión del juego cambia por completo, pero los primeros compases me han dejado con unas sensaciones fantásticas, mucho mejor de las que esperaba, y con la alegría de saber que podré jugar a un nuevo Diablo, de lo más entretenido y divertido, en la palma de mi mano cuando y donde yo quiera.
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