A Capcom se le da de miedo combinar conceptos imposibles dejando su impronta y durante décadas su logotipo fue sinónimo de recreativas de éxito. Prueba de ello es su casi intachable legado de crossovers, adaptaciones y colaboraciones. Ahora bien, lo de Cadillacs and Dinosaurs es otro nivel: no solo es un soberbio beat’ em up, sino que también es un ejemplo del derroche de talento de los genios de Osaka.
Porque la adaptación a las recreativas de Xenozoic Tales, el cómic de Mark Schultz, fue una brillante manera de subirse al tren de la brutal dinomania que se produjo durante la primera mitad de la década de los 90 y, a la vez, una revalidación total de la fórmula de acción arcade que nos dejó fascinados con Final Fight y todos los grandes clásicos y sucedáneos menores que llegaron después.
A fin de cuentas, era imposible no sentirse fascinado por aquellos titanes de la prehistoria: más allá del hype despertado por el Parque Jurásico de Spielberg, los dinosaurios habían calado con enorme profundidad en la cultura popular y, por extensión, los videojuegos. Lo cual nos ha dejado clasicazos como Joe & Mac Caveman Ninja, Chuck Rock y, por encima de ambos, Cadillacs and Dinosaurs.
Curiosamente, Cadillacs and Dinosaurs no nos traslada a la prehistoria, sino a un futuro lejano, aunque no demasiado: publicado originalmente en 1986, la serie de historietas de Xenozoic Tales combina con acierto y mucho descaro ideas y filosofías de la novela Parque Jurásico de Michael Crichton o las primeras películas de Mad Max para ensamblar una distopía en la que la ciencia ha hecho que los dinosaurios regresen a la Tierra y la contaminación ha destruido a la civilización tal y como la conocemos.
Y pese a tratarse de una serie de cómics de corriente alternativa, aquel prometedor contexto era demasiado interesante como para pasar inadvertido. Lo suficientemente atractivo como para contar con su propia serie de animación -con un tono poco infantil- y, en el proceso, arropar este nuevo impulso a través de su propio videojuego. Más concretamente, un nuevo beat’em up de Capcom.
Lógicamente, y como se deduce del propio nombre del juego y la serie animada, los dinosaurios son sólo la mitad del reclamo de estas adaptaciones de Xenozoic Tales: los Cadillacs y la subcultura del motor en una época en la que hay más chatarra que máquinas operativas también tiene un peso especial en esta distopía.
De hecho, la icónica firma de la General Motors diseñada originalmente por William Murphy son la mayor obsesión de Jack Tenrec, el máximo protagonista de Cadillacs and Dinosaurs y, por cierto, el luchador más equilibrado del juego de Capcom.
El universo de Cadillacs and Dinosaurs se ambienta en un futuro hostil, y Tenrec no solo es capaz de domar criaturas del pasado y cambiar unas llantas en tiempo récord: también está dispuesto a limpiar de maleantes, mercaderes y punks lo poco que queda de civilización a base de jarabe de nudillo.
La Era Xenozoica al estilo Capcom
La Era Xenozoica es sinónimo de caos, pero también de redención: en un mundo en el que la sociedad parece haber perdido el rumbo, el pasado y el futuro colisionan ante una humanidad que resurge para descubrir que ya no están en lo alto de la pirámide alimenticia: los dinosaurios han regresado a la Tierra.
En algún punto del siglo XXI la ciencia logró lo impensable: no solo era posible generar vida, sino también devolvérsela a especies extintas. Sin embargo, la cada vez mayor contaminación generada por la propia sociedad obligó a que la raza humana se viese forzada a recluirse para sobrevivir. Creando refugios subterráneos y permaneciendo allí durante siglos.
600 años después, la humanidad regresa a la superficie para descubrir que la naturaleza y la vida habían borrado casi todo el legado de las anteriores civilizaciones y, en el proceso, el propio planeta volvía a estar dominado por los dinosaurios. Al menos, hasta ese momento.
Con el resurgir de la humanidad, la mayoría de los nuevos habitantes de la superficie comenzaron a prosperar tímidamente. La mayoría de ellos conviviendo en paz con los dinosaurios. Sin embargo, era inevitable que de este lienzo en blanco para la humanidad surgiesen nuevos intereses llamados a empañar esta nueva oportunidad para el hombre.
Mientras las primeras nuevas casas de la superficie eran edificadas comenzaron a surgir siniestras alianzas y clanes que deseaban iniciar una nueva etapa de colonialismo y someter tanto a unos humanos debilitados durante generaciones como a los propios dinosaurios.
Algunos de ellos motivados por la codicia y el poder. Otros, no obstante, tenían una visión más retorcida: vieron la Era Xenozoica como la señal de que el mundo reclamaba una nueva raza dominante. Para desgracia de ambos, Jack Tenrec y sus aliados no se andarán con chiquitas a la hora de preservar la machinato vitae. El equilibrio entre la civilización y la naturaleza.
Bajo esa premisa argumental, Capcom ensambló Cadillacs and Dinosaurs: un potente Beat'em Up con ocho generosos escenarios en los que los de Osaka dieron rienda a su propia visión de la Era Xenozoica. Y, si bien, las comparaciones con Final Fight o Captain Commando eran inevitables, basta una sola partida para darse cuenta que aquel juego irradia carácter propio sin renunciar a los clichés.
De partida porque los cuatro personajes seleccionables están diseñados para que cualquier recién llegado se sienta como en casa:
Nombre |
Jack Tenrec |
Hannah Dundee |
Mustapha Cairo |
Mess O'Bradovich |
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Tipo |
Equilibrado |
Técnico |
Rápido |
Fuerza bruta |
Especialidad |
Ataque deslizante |
Salto y uso de armas |
Patadas acrobáticas |
Agarres devastadores |
Estadísticas |
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Sin embargo, no tardaremos en darnos cuenta de que cada personaje está contrastado más allá de sus propias estadísticas a través de técnicas que les dan una identidad propia en combate. Y lo que es mejor: hace que se complementen de maravilla.
El mueble de la recreativa de Cadillacs and Dinosaurs y los ocho escenarios del juego están diseñados para disfrutarse a tres jugadores. Y pese a que es perfectamente disfrutable si vamos por nuestra cuenta, el caos generado en pantalla al embarcarnos con otros tres jugadores en el Xenozoico hace que la auténtica experiencia despegue.
En parte, porque así podemos tener acceso a los ataques combinados entre jugadores: en lugar de intentar evitar dañar al resto de personajes, Capcom nos invita a sumar fuerzas para generar todavía más destrucción en pantalla. Un atractivo no tan usual dentro del género. Sobre todo cuando las armas blancas y de fuego también forman parte de la premisa.
Además de los explosivos y las típicas armas contundentes y de filo, Cadillacs and Dinosaurs integra con gran acierto y todavía más generosidad metralletas, pistolas, escopetas y bazucas que no rompen con la experiencia de juego, sino que la complementan de maravilla.
Por supuesto, tanto los dinosaurios como los Cadillacs también forman parte de la experiencia de juego. Los primeros permanecerán neutrales hasta ser agredidos, pasando automáticamente a ser las mayores amenazas del escenario y embistiendo a todo ser humano que se les ponga por delante.
Lógicamente, Jack no solo mantiene su Cadillac cerca de él a lo largo de la aventura, sino que incluso le da cierto uso embistiendo en momentos puntuales a los enemigos. Elevando el grado de brutalidad del juego todavía más. Porque Cadillacs and Dinosaurs no va de justicia callejera y artes marciales: va de caos, supervivencia y experimentos contranatura. Y la sangre está implícita
Por su parte, Capcom estuvo acertada con el diseño de enemigos. Y si bien todos los tópicos de los beat'em ups estaban presentes y vestidos según lo que se espera de una distopía postapocalíptica, también había margen para experimentar con los topicazos. En el sentido más literal de la expresión.
Conforme avanzamos por los exóticos escenarios ambientados en junglas, bosques, construcciones precarias y ciudades largamente abandonadas; Jack y compañía descubren una oscura trama en la que un científico no demasiado bien de la azotea está generando una nueva especie híbrida entre humanos y dinosaurios. Abominaciones sí, pero también formidables rivales y jefazos finales.
10 momentazos y aspectos brutales de Cadillacs and Dinosaurs
Superar la recreativa con suficientes créditos nos llevará aproximadamente una hora si no estamos demasiado despistados. Sin embargo, esa hora da margen para verdaderos momentazos y detalles muy interesantes. Aquí tienes una selección de ellos.
Los dinosaurios son neutrales en el juego
Sobra decir que la aparición de dinosaurios es uno de los reclamos de Cadillacs and Dinosaurs. los hay de varios tamaños, colores y formas. Sin embargo, éstos solo pelearán contra nosotros si nosotros les golpeamos.
Evidentemente, a lo largo del juego nos toparemos con toda clase de maleantes que no tendrán ningún reparo en azuzarles y volverlos violentos. En todo caso, es fácil saber su predisposición: si se vuelven de color rojizo, más te vale alejarte.
Es más, despertar a un gran carnívoro de su siesta puede salir caro: algunos enemigos son devorados vivos o pierden su cabeza -literalmente- dejando un chorro de sangre tras interrumpir el descanso de una de estas colosales criaturas. Brutal.
Carnicero, sádico y con la boca sucia
Una de las escenas más chocantes llega al final del segundo escenario. En él, vemos como el Jefazo final, apodado el Carnicero, se encuentra reduciendo a filetes un enorme estegosaurio con dos enormes machetes.
Un preludio bastante explícito al inevitable combate que, por cierto, viene precedido de un discurso poco fino por parte del malvado, el cual directamente nos manda a un sitio tan feo que hasta es censurado en el texto.
Cadillacs, dinosaurios y montones de armas
Uno de los aspectos más recordados de Cadillacs and Dinosaurs es la enorme presencia que tienen las navajas, pistolas y todo tipo de armas en el juego. De hecho, si jugamos solos es raro que pasemos demasiado tiempo con las manos vacías. Aunque lo interesante aquí es lo bien integrado que están las armas en el juego.
La proporción de daño y balas es sensacional, de modo que el espectáculo está servido y se nos dan opciones para reducir o mantener a raya a las generosas oleadas de enemigos que se nos vienen encima. Sin embargo, estas no nos garantizarán la victoria.
Como detalle adicional, el juego es tan bruto que si damos de lleno con un explosivo o un misilazo reduciremos a un enemigo dañado a un puñado de carne, generando una especie de fuegos artificiales de vísceras y ojos.
Si vuelves al juego, que sea para vengarte
A veces la cantidad de enemigos en pantalla y su agresividad hacen complicado avanzar en el juego. Capcom equilibró las cosas e incentivó que metiéramos una moneda extra de un modo brillante: si perdíamos todas las vidas y regresábamos volveríamos envueltos en una oleada de misiles y con un bazuca en la mano. Un tiro certero y el que nos mandó al otro barrio acabará siendo puré.
El escenario 3: furia en la carretera
Si bien Cadillacs and Dinosaurs no tenía fases de bonus, el tercer escenario debería contar como uno: una vez pasado el primer tramo nos montamos en el Cadillac de Jack y nos pasamos el resto del nivel al volante y arrollando todo lo que nos salga al paso.
De hecho, incluso hay un tramo antes del jefe en el que nos debemos enfrentar con el enemigo de turno en un combate a ruedas al más puro estilo Mad Max, con granadas y choques incluidos. Simplemente genial.
Los dos Slisaurios, una pesadilla diseñada para tragar monedas
Cadillacs and Dinosaurs es un juego muy bien equilibrado, pero hay que reconocer que a Capcom se le fue la mano con los enemigos finales del séptimo nivel: los Slisaurios. Una pareja de humanoides con rasgos de dinosaurios realmente escurridizos.
Además de proyectar sombras y moverse como el relámpago, cada uno de ellos dispone de un set de bumeranes que llenarán media pantalla. Atizarles con los personajes menos ágiles es complicado, y que tumbarlos no te cueste una moneda extra -al menos- además es un hito.
Barridos en scroll lateral
Algunos de los enemigos de los últimos tramos del juego disponen de un asalto frontal invencible que, a priori, no puede romper los esquemas. ¿El truco? Básicamente, desplazarse un poquito hacia arriba o hacia abajo y dejar que se vaya por el otro lado de la pantalla.
Un tramo en un ascensor, ¡cómo no!
Pese a que Cadillacs and Dinosaurs irradia identidad propia y nos lleva a una distopía única, Capcom ha sembrado topicazos de los yo contra el barrio por todo el juego. Incluyendo tramos ambientados en una alcantarilla a dos niveles, un laboratorio científico del que emergen experimentos agresivos y, sí, un ascensor en el que los combates pasarán a jugarse en vertical. ¡Claro que sí!
Pisando fuerte
Algunos de los dinosaurios del juego son criaturas salvajes que pueden volverse contra nosotros y otros seres híbridos creados en un laboratorio. Sin embargo, algunos de estos colosos son parte del escenario y nos pueden dar un susto.
Un ejemplo es el enorme braquiosaurio que veremos a mitad del juego y dará pisotones a diestro y siniestro. Si dejan planos a los corredores de Mario Kart 8 Deluxe, ¿por qué no iban a espachurrar a los personajes de Cadillacs and Dinosaurs?
¿Jimmy?¿Eres tú?
En Cadillacs and Dinosaurs hay un tipo de enemigo concreto que nos recuerda demasiado a cierto world warrior brasileño: los Bludges se mueven y atacan como Blanka de Street Fighter y hasta comparten colores. ¿Demasiada casualidad?
Un jefazo final sencillamente BRUTAL
Hay una regla no escrita que dice que un juego de acción para recreativas es tan bueno como su jefe final, y el de Cadillacs and Dinosaurs es tan grotesco como sensacional.
La versión corta es que el científico loco responsable de las mutaciones y los crímenes de esta nueva edad para la humanidad se inyecta el código genético de varios dinosaurios a la vez. ¿El resultado? Una quimera poderosísima y un verdadero Final Boss.
Cadillacs and Dinosaurs, una recreativa brutal que se resiste a ser olvidada
Somos plenamente conscientes de que Capcom no tiene demasiados reparos en relanzar lo mejor de su legado en los sistemas actuales a través de revisiones y recopilatorios. Incluso varias veces en los mismos sistemas. Sin embargo, Cadillacs and Dinosaurs solo apareció en los salones recreativos y, hasta la fecha, no cuenta con revisiones o versiones domésticas.
¿El motivo? Si bien la popularidad del propio juego está fuera de duda, especialmente en un territorio europeo en el que la serie de cómics no llegó a ser tan conocida, lo cierto es que -como ocurre con Marvel o Disney- las licencias de los personajes, el universo del cómic o la propia marca Cadillac no pertenecen a Capcom.
Como anécdota adicional, sí hubo un videojuego basado en Cadillacs and Dinosaurs en consolas y PCs, aunque no tiene nada que ver con la recreativa de Capcom. De hecho, se trata de un título de conducción y disparos en tercera persona.
En 1994, y aprovechando la versatilidad del formato multimedia de los CDs, Rocket Science Games lanzó Cadillacs and Dinosaurs: The Second Cataclysm para Mega CD y ordenadores.
Ofreciendo unos acabados muy en sintonía con el cómic y cinemáticas animadas. Desafortunadamente, The Second Cataclysm ha envejecido mucho peor que la recreativa de Capcom.
Por su parte, los de Osaka continuaron dándole forma al género de los beat'em ups en recreativas y sistemas caseros con experiencias mucho más pulidas, completas y surrealistas como Battle Circuit o nuevas entregas numeradas de Final Fight, uno de los incuestionables moldes del género.
Con todo, sería injusto decir que muchas de las ideas de Cadillacs and Dinosaurs no acabarían volviendo de algún modo en otras experiencias diferentes. Títulos como Dino Crisis o Resident Evil nos invitan a conocer distopías de dinosaurios, mutantes y retorcidos planes científicos que deberemos atajar a base de balas y puñetazos.
Y, sin embargo, aquí estamos. Casi tres décadas después, y con el regreso de grandes exponentes del género como River City Ransom , Streets of Rage o las reediciones de los clásicos beat'em ups de Capcom es imposible no recordar lo bueno que es Cadillacs and Dinosaurs y lo brutal que era -¿o será?- la Era Xenozoica.
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