Los fans de las aventuras gráficas nunca nos hemos creído eso que algunas compañías van diciendo por ahí sobre la muerte del género. La prueba es que, entre todos, pusimos algo más de 3.000.000 de dólares de nuestro bolsillo para que Double Fine pudiera despreocuparse de la pasta y centrarse en hacer un buen juego (no es el único caso, además). Y ese juego es ‘Broken Age’.
‘Grim Fandango’, lanzado en el año 1998, fue la última aventura gráfica de Tim Schafer (y su último trabajo para LucasArts antes de fundar Double Fine, dicho sea de paso). La buena noticia es que estos dieciséis años que han pasado entre la aventura protagonizada por Manny y ‘Broken Age’ no se dejan ver por ningún sitio.
‘Broken Age’ o cómo contar una buena historia
La historia de ‘Broken Age’ está protagonizada por dos personajes que, aparentemente, nada tienen que ver el uno con el otro. Vella reside en un mundo de colores pastel donde tiene lugar una curiosa y macabra celebración (¿doncellas ofrecidas a un monstruo gigantesco?) que choca de frente con ese aire dulce que desprenden tanto sus habitantes como sus localizaciones en un primer vistazo.
Shay, por otro lado, es un chaval que vive recluido en una nave espacial y controlado por una inteligencia artificial que hace las veces de madre protectora. Su rutina diaria es lo de más aburrida: desayunar, llevar a cabo una serie de misiones supuestamente importantes que, en realidad, no son más que representaciones prefabricadas que no esconden ningún peligro real, y dormir.
El jugador puede elegir en todo momento en cuál de las dos historias quiere participar: la de Shay es más directa y la que esconde los puzzles más elaborados —que no complicados—, mientras que la historia de Vella contiene más diálogos y un ritmo más pausado. La posibilidad de saltar entre personajes en cualquier momento es uno de los primeros puntos a favor de ‘Broken Age’: el jugador decide a qué ritmo quiere que avance cada historia y puede optar por la vertiente más alocada de Shay o por la más relajada de Vella.
Sobre la historia no quiero dar más detalles para no arruinarle la experiencia a nadie, pero digamos que ambos personajes están ansiosos por dejar atrás la rutina de los mundos que les ha tocado vivir... y ahí surgen unos giros más que interesantes.
Las claves: los personajes y el sentido del humor
La historia de ‘Broken Age’ está bien hilada, es interesante y siempre nos anima a seguir adelante para ver qué sorpresas nos esperan tras la próxima esquina. Mención especial merecen sus más que interesantes personajes. Todos y cada uno de ellos cuentan con su propia personalidad (y su excelente doblaje), pero hay algo que los une: el sentido del humor. Aunque esto ya nos lo esperábamos tratándose de una obra escrita y dirigida por Tim Schafer (los diálogos entre Vella y cierto árbol deberían pasar a la historia de los videojuegos. Hilarantes como pocos).
Todo en ‘Broken Age’ está diseñado para sacarnos una sonrisa, para hacer que nos divirtamos siempre tanto si estamos resolviendo puzzles como si estamos manteniendo una conversación. De hecho es en los diálogos donde encontraremos las pistas necesarias para seguir avanzando. Y uno no se cansa nunca de hablar con todos los personajes hasta haber agotado todas las posibilidades: me he encontrado en multitud de ocasiones ofreciéndoles a esos entrañables seres los objetos que llevan encima los protagonistas simplemente para ver su reacción ante ellos.
‘Broken Age’: ¿una aventura gráfica como las de toda la vida?
Sí y no. Para movernos bastará con hacer clic con el ratón en el punto del escenario al que queramos que se dirija el personaje. Lo mismo para examinar o coger objetos: no tendremos una lista de opciones a seleccionar a nuestro alcance, simplemente el cursor cambiará de forma en cada caso y el personaje le echará un vistazo a algo o cogerá ese algo en función del objeto del que se trate.
Los objetos recogidos se irán almacenando en nuestro inventario, accesible desde la esquina inferior izquierda de la pantalla, y podremos examinarlos siempre que queramos, combinarlos para crear nuevos objetos o usarlos con tan solo seleccionarlos y llevarlos hasta el punto deseado. Si hemos atendido a las conversaciones y si prestamos atención al entorno, el uso de los objetos nunca será especialmente extraño y prácticamente siempre sabremos qué hacer en cada momento.
‘Broken Age’, por tanto, es un juego en el que es fácil avanzar. No nos quedaremos atascados en ningún puzzle, pero lo curioso es que esa sencillez nos hace sentir bien. Es algo que también podría jugar en su contra si uno busca una aventura algo más compleja que le obligue a devanarse los sesos continuamente, pero por alguna razón, quizás por lo bien diseñado que parece estar todo para hacer que la historia avance sin demasiados contratiempos y ofreciendo la sensación de que el mérito es nuestro, es difícil no engancharse a ‘Broken Age’.
Los actores de doblaje están espléndidos (Elijah Wood se encarga de Shay y Masasa Moyo de Vella), el apartado gráfico se sale de todo lo visto en otras aventuras de este tipo —uno no sabe si está hojeando las páginas de un libro o participando en una serie animada de bella factura— y la banda sonora es excepcional.
Con una duración que ronda las cinco horas, este primer acto de ‘Broken Age’ nos deja con muy buen sabor de boca. Hemos hecho bien confiando en Tim Schafer y su equipo. Lo único que podemos hacer ahora es esperar con ansias la llegada del segundo y último acto que nos permita resolver todos los enigmas de esta historia cuyo final puede ser verdaderamente épico.
A favor
- La vuelta de Tim Schafer a la aventura gráfica
- Shay, Vella y todos los personajes
- La historia y cómo está narrada
En contra
- Que tengamos que esperar no sabemos cuánto para el Acto 2
- Se nos hace un poco corto este Acto 1
- Para algunos, quizás, su sencillez
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