No somos pocos los que creemos que Ubisoft debería espaciar las entregas de 'Assassin's Creed'. No abusar tanto de la fórmula en un margen de tiempo tan corto. De lo contrario se acaba gastando y las diferencias entre una entrega y otra suelen ser nimias y no llegan a corregir sus defectos.
Con 'Assassin's Creed Rogue' sucede precisamente esto. Cuando le echamos el guante por primera vez resultaron inevitables las comparaciones con 'Assassin's Creed IV: Black Flag', al parecer más una expansión de aquella aventura de 2013 que una nueva entrega como tal, a pesar del cambio de protagonista, un Assassin reconvertido, por avatares del destino, en Templario. Y como veréis ahora en nuestro análisis de 'Assassin's Creed Rogue', no ha logrado disipar esa sensación al final.
La familiaridad con Assassin's Creed IV: Black Flag
Vaya por delante que soy de los que piensan que la entrega más divertida es precisamente el citado 'Assassin's Creed IV: Black Flag', y que a pesar de no comprobar demasiados cambios cuando pudimos catar hace meses una versión todavía incompleta, tenía ganas por comprobar hasta qué punto resultaba interesante esta vuelta de tuerca al presentarnos un protagonista que se pasaba a la competencia debido a la traición sufrida, de modo muy trágico, por su antiguos compañeros.
Por momentos 'Assassin's Creed Rogue' parece un homenaje a toda la saga debido a las conexiones que guarda con las últimas entregas y por todos los datos que nos brinda. Aparte que tampoco faltan varios viejos conocidos. Sin entrar en detalles, alguna sorpresa sí que nos aguardará aquí. Y mola. Lo malo es que no sabe explotar bien esta fórmula y la historia, por lo general, salvando momentos muy puntuales, nos resultará anodina y el protagonista, Shay Cormac, un sosainas.
Sorprendentemente Ubisoft Sofia, estudio encargado del desarrollo de esta aventura, sí que ha tomado buena cuenta de parte de las críticas a la saga en cuanto al funcionamiento de algunas misiones, suprimiendo casi por completo las de seguir a un enemigo sin que nos vea. Lo malo es que sigue pecando con algunas que no dejan de ser lo mismo que hemos hecho en una misión secundaria, como abordar un barco, con el añadido de que casi siempre los objetivos para la sincronización total nos darán por saco al complicar innecesariamente nuestro cometido.
Al menos contaremos, casi desde el inicio, con más ventajas respecto a Edward Kenway al gozar de su mismo equipamiento, como los dardos narcóticos y enloquecedores, entre otros clásicos, como la bomba de humo, con el añadido de otras armas nuevas, como el dardo buscapiés, para despistar al enemigo creando una distracción sonora en un punto fijo, o sobre todo las distintas granadas que podremos lanzar, desde las que crean una explosión, y por lo tanto matan al enemigo al instante, a las que duermen o enloquecen al rival. Y eso, claro está, con un radio de acción más elevado.
Esa facilidad tan tempranera (menos las granadas, que las desbloqueamos más adelante) contrasta un poco con el desarrollo del propio Shay, al hacer más pesada la caza al obligarnos a rebuscar más pieles entre los distintos tipos de animales, tanto terretres como acuáticos. Resulta más pesado en este sentido y lo más probable es que mejoremos al máximo nuestro Morrigan antes que a Shay.
Surcando los distintos mares con nuestro Morrigan
Si os gustó el Jackdaw de Edward Kenway, el Morrigan de Shay Patrick Cormac os encantará, ya que mantiene su misma esencia, pero a la vez amplía sus posibilidades con el cañón Puckle al ser de lo más manejable. Gozaremos de más libertad a la hora de atacar a los puntos débiles de los distintos barcos enemigos y será un aliado muy agradecido al proceder al abordamiento de un navío, pudiendo disparar desde la popa para eliminar como moscas a los enemigos, llegando incluso a conquistar dicho navío sin ni siquiera pisar su suelo. En ese sentido facilita mucho las cosas y es más ameno.
'Assassin's Creed Rogue' mantiene también las inclemencias del tiempo del anterior 'Black Flag', y a mayores ofrece mayor variedad de situaciones gracias a las gélidas aguas del Atlántico Norte. Aquí nos toparemos con icebergs que, destruidos, generan olas capaces de borrar de un plumazo los barcos más débiles (y que incluso guardan materiales en su interior). Hasta deberemos hacer frente a estas partículas de hielo flotantes a la hora de cazar animales marítimos, siendo un mayor desafío que antes ya que al chocar perderemos la cuerda. Tocará protegerse, por lo tanto. Y ya que mencionamos este tipo de misión secundaria, decir que aquí ya no investigaremos pecios.
Sin embargo sí que hemos ganado en variedad de secundarias, hasta tal punto de que se nos harán cansinas al contar con tres grandes zonas a explorar. Como ya sabíamos, aparte del mencionado Atlántico Norte, al sureste de Canadá, nos moveremos por unas aguas menos frías en River Valley, frontera entre los Estados Unidos y Canadá, y ya por la ciudad en crecimiento de Nueva York. Se podría decir que, dependiendo de donde nos encontremos da la sensación de estar ante tres juegos diferentes, aunque a la larga tanta extensión y tanta cosa por hacer se hace pesada.
Pero volviendo a las misiones secundarias, algunas repiten respecto a 'Black Flag', y otras varían. Por ejemplo, ahora los mapas del tesoro nos brindan un fragmento de la armadura Templaria, ya no una mejora de nuestro barco. Esto hace que ya no motive tanto conseguir esos tesoros. Ahora para mejorar el Morrigan al máximo hay que encontrar unos baúles especiales que no tienen ningún misterio. Mientras que ahora hay más búsquedas para otro tipo de armaduras, desde una vikinga, consiguiendo fragmentos de una espada, a la de los nativos indios, mediante unos tótems cuya estructura hay que perfilar bien para que el surco desbloquee cada pieza. Y habrá más cosas, como pinturas rupestres (desveladas mediante la visión especial) o cartas de guerra. Mucho por hacer.
Sensación de dejadez con Assassin's Creed Rogue
Por otra parte, da la sensación de que las cosas se han hecho con prisa y con poco mimo. Detalles como las tabernas, todas idénticas, o el ni siquiera colocar atalayas en cada zona nueva, o las pocas que hay situarlas en partes no del todo acertadas. Si a eso le sumamos las carencias que sigue arrastrando la saga, tenemos un producto demasiado continuista que no aporta casi nada nuevo.
Vale, cuando somos Templarios nos asaltan desde las sombras los Assassins, por lo que hay que estar pendientes de nuestro sexto sentido... aunque esto a la larga se hace pesado y ya nos da igual que Shay nos alerte de que hay alguien cerca, que pasaremos de usar la vista de águila al intuir muy bien por dónde nos vendrá el ataque sorpresa. Y luego están los siempre divertidos asaltos a una fortaleza enemiga, tanto en barco como a pie. Esto último también se producirá cuando seamos Templarios y se nos pedirán varios objetivos antes de poder conquistar ese fuerte, como localizar al jefe de la zona, un enemigo mucho más hábil que el resto que no dudará en soltarnos bombas de humo (de las que nos podremos proteger con un pañuelo) o dispararnos desde la distancia.
Pero en el fondo no deja de ser más de lo mismo. Da igual que sea un Assassin o un Templario, que el objetivo al final viene a ser igual. Y aquí dependerá más de la paciencia de cada uno y de hasta qué punto se disfrutaron las anteriores entregas de la saga, en especial la de Edward Kenway.
Incluso los momentos en Abstergo nos recordarán inevitablemente a los de la anterior aventura, pese a que aquí se ha modificado el minijuego de hackeo por uno más divertido, con esferas que cuentan con diversas partes a iluminar que juegan con temas tales como la transparencia o la refracción.
Ni qué decir tiene que al ser exclusivo de PS3 y Xbox 360 no sorprende a nivel visual, aunque en lo personal he echado en falta algún tema musical con mayor pegada, pero en cualquier caso estamos ante un producto inferior al citado 'Black Flag' que, de todos modos, si le damos una oportunidad, nos va a brindar bastantes horas de juego, con alguna sorpresa de por medio, y con retos siempre interesantes como conquistar las cuatro batallas legendarias contra los Superbarcos.
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A favor
- Visitar el Atlántico Norte
- El lanzagranadas
- Momentos puntuales de su historia
En contra
- Demasiado continuista
- Los objetivos de sincronización
- El que mucho abarca...
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