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Análisis de Tetris Effect: una oda extrasensorial al mejor puzle jamás creado

Cualquiera que haya pasado un día entero jugando a algo (y puede que sea una confesión que podría repetirse en múltiples ocasiones a lo largo de toda mi vida) es capaz de entender la realidad que se esconde detrás del nombre de Tetris Effect. El estudio de un síndrome tan antiguo como los videojuegos que demuestra lo que todos ya sabíamos, que después de una maratón de Tetris, al tirarte a la cama ves piezas cayendo por todos lados.

No se me ocurre un nombre mejor para la locura plasmada aquí por la mente de Tetsuya Mizuguchi, un experto en eso de unir música, trucos de luces y videojuegos para crear una experiencia que trascienda de la pantalla a tus sueños, invitándote a jugar incluso aunque hayan pasado horas desde tu última partida.

El efecto Tetris

Siendo yo bastante fan de toda esa rama de los videojuegos que intenta jugar con tu cabeza, en no pocas ocasiones me he encontrado con mi cabeza reproduciendo una de las canciones de Tetris Effect. No pasaría de la mera anécdota de no ser porque, junto a la música, también se reproduce la animación que había detrás, unos indígenas inclinándose ante el característico recipiente en el que constantemente caen tetriminos.

Y de la anécdota saltamos a lo realmente curioso al afirmar que, pese a lo bonito de todos los paisajes que se van creando en Tetris Effect mientras juegas, mi mirada siempre ha estado atenta a las piezas del puzle, nunca a lo que hay alrededor. Han sido los miembros de mi familia los que, maravillados por el espectáculo visual que sucedía en segundo plano, de vez en cuando me avisaban de algún efecto o forma que se estaba reproduciendo. Una escueta conversación en la que alguno de ellos exclamaba “¡qué chulo!”, y yo contestaba “¿el qué?”.

Me parece alucinante que un juego sea capaz de crear ese estado de concentración y, a su vez, que tu mente sea de alguna forma consciente de todo lo que está ocurriendo alrededor del puzle. De alguna forma tantos años de Tetris han creado esa conexión entre neuronas que te permite guardar información ajena al juego mientras lo estás disfrutando.

Y esa es precisamente la celebración que promete Tetris Effect, no una perfecta, o completa, mejor dicho, pero sin duda una celebración que merece todas las alabanzas. Seré completamente feliz cuando alguien sea capaz de aunar en un mismo juego todas las experiencias que ha dado la idea Alexei Pajitnov, desde Tetrisphere hasta el abrazo a Mario de Tetris DS. Pero lo realmente importante aquí es que, ocurra cuando ocurra ese fenómeno, quiero que Tetris Effect esté incluido en ese homenaje.

Un viaje inolvidable

De la mano de un modo principal llamado Viaje disfrutamos de las sensaciones que ha plasmado en Tetris Effect el genio Mizuguchi. Sobre el papel, una vertiente del Tetris clásico con algunos retoques capaces de actualizar la experiencia y hacerla suya. A la posibilidad de guardar una pieza en un lateral para cuando puedas necesitarla se suma un nuevo poder especial.

Tras rellenar una barra creando líneas y combos, se nos dará la posibilidad de, durante un tiempo limitado, frenar la caída de las piezas y enviar todas las líneas que hagamos al fondo del recipiente. Consiguiendo así que los huecos que hayan podido quedar a la hora de juntar piezas continúen subiendo para estar cada vez más a nuestro alcance.

Lo que daría para un juego muy adictivo centrado en sólo esa premisa, se complementa aquí con un espectáculo visual que ocupa gran parte de la pantalla. En el centro, rodeado de mantas nadando, globos ascendiendo y formas caleidoscópicas girando sin control, un pequeño rectángulo en el que sucede la caída de tetriminos.

Alucinante que, pese al reducido tamaño que ocupa el corazón del puzle (aunque este puede ser acercado y girado a nuestro antojo), sus dimensiones sean las ideales para que no haya ningún tipo de fatiga visual. Tienes todo lo que necesitas al alcance de los ojos y no necesitas nada más para disfrutarlo.

El lazo que lo envuelve todo está en una magnífica banda sonora que, pantalla tras pantalla, va animando la fiesta al ritmo de música electrónica que va deformándose y añadiendo notas al ritmo de tus movimientos, ya sean estos piezas girando, descendiendo o creando líneas, pero también acelerándose y poniéndote contra las cuerdas cuando la dificultad del juego empieza a acelerar la caída. Una experiencia mágica que, a base de luces, formas y sonido, se adapta constantemente a la dificultad de unos niveles que también saben dejar a un lado las cucamonadas para ponerte en aprietos.

Un canto a los fans de Tetris

Con apenas un pequeño puñado de horas para ese particular viaje, y pese a que hay tres niveles de dificultad esperando a ser completados para alargar la experiencia, es en los 15 modos adicionales donde el fan de Tetris puede aumentar la vida del juego durante semanas.

Ahí es donde los modos clásicos como maratón se dan cita con nuevas ideas igual de absorbentes, desde el modo relajante hasta uno sumido en la demencial aleatoriedad que tan pronto te lanza una pieza gigante como le da la vuelta a la pantalla para dificultar la colocación de las piezas.

Mi favorito, sin embargo, un Tetris a lo zombie en el que ciertas piezas infectadas van expandiendo su plaga a través del tablero cada pocos segundos, siendo nuestro principal cometido ir eliminándolas a base de líneas para evitar que se hagan con el control. Ni confirmo ni desmiento haber invertido una cantidad de tiempo insana ahí.

La falta de un modo multijugador es probablemente la única falta realmente destacable de un juego que, sin embargo, se las apaña para acercarse a esa idea a base de tablas de puntuación y la posibilidad de desbloquear distintos avatares conforme vayas aumentando de nivel. En esencia, tampoco creo que el objetivo del juego sea ese. Menos aún habiendo una oferta de vertientes competitivas igual de buenas en lo suyo que este Tetris Effect.

La opinión de VidaExtra

Es probable que precio y nombre le hagan un flaco favor a un juego con todo lo necesario para convertirse en un clásico. No es menos cierto que pese a lo espectacular de la propuesta y lo bien parido que llega el mercado, estamos ante un título que sólo aquellos auténticos fanáticos de los puzles en general, y Tetris en concreto, sabrán exprimir hasta la última gota.

Tetris Effect debe tomarse como lo que es, una experiencia sensorial excelente que, fuera de ese nicho comentado, será disfrutado durante un par de tardes y luego quedará relegado a esos momentos en los que no te apetece jugar a nada especialmente complejo. No lo hace mejor ni peor, sólo lo convierte en otro de esos Tetris que llevamos disfrutando desde que pusimos las manos en una consola por primera vez. La diferencia aquí es que, de todos los que probablemente tengas para elegir a estas alturas, este estará entre los primeros.

A favor

  • Un espectáculo para los sentidos
  • La inmersión de su opción VR
  • Modos y mecánicas divertidas y absorbentes

En contra

  • Enfocado únicamente al juego en solitario
  • Sólo los fanáticos de Tetris sabrán exprimirlo como se merece

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