Creo que desde el primer CoolBoarders no me he perdido ni un juego de snowboard que haya salido, así que cuando supe de la existencia de Shredders y se habló de su inspiración en Amped no tardé mucho en subirme al carro.
Como el equivalente a toda esa oleada de juegos de skate indies que vivimos hace unos años, Shredders llega para que sigamos rompiendo tablas saboreando ese lado más humilde, pero con una base de control que no tiene nada que envidiar a los grandes.
En libertad se juega mejor
Podría decirse que hay dos juegos en Shredders. Uno que me ha encantado y otro que ha supuesto un mero trámite de una tarde. Francamente, no sabría decirte cuál de ellos ha acabado pesando más, pero por suerte puedes separar ambos caminos para disfrutar de lo bueno y olvidarte de todo lo demás.
Empecemos por las alegrías, no seamos vinagres. Shredders es, principalmente por las sensaciones que transmite su control, un gran juego de snowboard. Sólo con el mero hecho de frenar o bajar haciendo eses y derrapes ya se palpa hasta qué punto le han dado cariño a ese apartado.
Tal vez se complique más de la cuenta con unos trucos que podrían aprovechar más el número de botones disponibles en el mando para ir un paso más allá, pero crea una suerte de sistema de giros y grabs propio que es fácil de asimilar e ir dominando.
Cucamonadas como engancharte a telearrastres para aumentar tu velocidad, manejar un dron desde el que reiniciar tu posición, o agarrarte a motos de nieve y controlar su dirección para ir cuesta arriba sin problemas, son las típicas curiosidades que acabas usando menos de lo que pensabas pero demuestran que el equipo detrás de Shredders ha querido ir un poco más allá de lo básico.
Y entre ese buen feeling y la entrega de un mundo abierto plagado de grandes sitios para hacer trucos y crear tus propias líneas, Shredders es uno de esos juegos en los que perderte jugando durante horas mientras vas a tu bola. Importante esto último.
Una estructura que le hace un flaco favor
La libertad que ofrece a la hora de descender las montañas sin retos y a tu aire choca de frente con lo que el juego ofrece como una suerte de modo historia que te irá introduciendo las mecánicas con pequeñas misiones mientras te muestra los lugares más especiales de cada montaña.
Enfocado en exceso en pruebas muy breves, entre los tiempos de carga y los vídeos que van contando la historia de los protagonistas, el juego te está cortando el rollo constantemente. Funciona cuando apuesta por recorridos largos con varios objetivos, pero cuando te lleva de un salto a otro en retos que exceden por poco el minuto se hace muy cuesta arriba.
Con objetivos principales y secundarios que por lo general suelen ser asequibles, la idea de tener todo completado e ir desbloqueando piezas de ropa es lo único que te empuja a seguir por ese camino, pero la frustración y los errores que poco a poco van asomando el hocico.
Aunque soportables, reconozco haberme encontrado un poco de todo, desde unos tirones considerables hasta pruebas en las que debes ir frenando para esperar a que tu compañero haga lo que sea que ha venido a hacer para poder puntuar tú.
Buscando tener más misiones, pero mucho más cortas, Shredders se enreda en una estructura de progreso que no le hace ningún favor ni al juego ni al jugador, que lo que necesita son líneas cada vez más largas para hacerse con el control.
La opinión de VidaExtra
Como el típico juego que te ventilas una tarde y te justifica el Game Pass de esa semana, Shredders navega entre el entretenimiento con fecha de caducidad y el juego a mantener en la consola para acudir a él de vez en cuando y desconectar pegándote cuatro saltos.
Eso sí, aunque sólo sea por pasear por sus escenarios y disfrutar de un control que sepa transmitir lo mejor del snow, ya merece la pena acercarse a él. Puede que esté lejos de ser tu juego del género favorito, pero eso no quita que no puedas disfrutarlo.
Shredders
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