Hay juegos que te caen del cielo como si fuesen un regalo de los dioses. Son esos que ves de pasada sin prestar mucha atención y que, cosas del destino, acaban corriendo en tu consola en una maratón sin medida hasta que lo exprimes por completo. Francamente, no esperaba empezar Katana Zero y encontrarme con un juegazo de este calibre.
Las pistas estaban ahí, pero no alcancé a verlas en el par de vídeos que se habían mostrado hasta la fecha. Apadrinado por Devolver Digital, Katana Zero maravilla con una estética ochentera, un exquisito trabajo de pixel art, y una mecánica que explica a la perfección cómo John Wick puede acabar con un centenar de hombres sin saber dónde está cada uno de ellos antes de entrar en un edificio. Spoiler: va hasta arriba de drogas.
Una historia de redención, drogas y giritos
Askiisoft y Devolver Digital firman aquí uno de esos títulos que es imposible no quemar del tirón en las cinco o seis horas que puede durar su historia. Nuestro papel en ella es encarnar a un amnésico asesino samurai que, a base de drogas experimentales, puede predecir lo que va a ocurrir en cada combate.
Al inicio de cada sección nuestra jugada será en realidad el plan que el personaje está intentando elucubrar en su cabeza de cara a atravesar una decena de enemigos sin morir. Es decir, intentar recorrer esa parte del escenario entre una y una veintena de veces aprendiendo dónde está cada enemigo, cuál es su patrón de ataque y qué ocurre cuando acabas con cada uno de ellos.
Los que vean aquí una relación con títulos como Hotline Miami no van desencaminados, tanto por estética como por la premisa de repetir hasta dar con la clave. Pero no sólo eso, la historia también sigue un estilo similar, escondiendo más de lo que parece a simple vista y guardando bajo la manga varios giros que, pese a que se ven venir, no por ello resultan menos disfrutables.
El combo es una de esas fumadas de proporciones épicas en las que el desfase es el pan de cada día. Uno de esos cuentos bañados en redención y sangre de los que, por más ganas que tenga, hablar sobre ello sería incurrir en chafar más de una sorpresa. Toca que confiéis y os tiréis a la piscina. Os aseguro que no defrauda lo más mínimo.
El combo perfecto
Donde sí hay hueco para explayarse es en todo lo que hay más allá de cinemáticas y secuencias de diálogos (tranquilos, nunca algo que se haga pesado). El combo vendría a ser una mezcla entre el citado Hotline Miami por la repetición y el frenetismo, Mark of the Ninja (o Gunpoint, o Ronin) por el scroll lateral en forma de plataformas de acción y, por descontado, el festival de balas y golpes coreografiados de John Wick que se pinta en pantalla cada vez que la superas sin morir.
Como en tantos otros títulos que juegan con la idea de rebobinar hasta el inicio de la acción tras un fallo, cualquier error que cometamos supone repetir la secuencia de cabo a rabo. Un puñetazo, una bala perdida, una explosión cercana… Todo nos manda a la lona y nos obliga a revivir el proceso.
Afortunadamente tenemos total libertad para encarar el reto, pudiendo elegir qué enemigos encarar en cada momento y con qué habilidades hacerles frente. Podemos dar espadazos, saltar como un ninja, recoger objetos y lanzarlos, rodar por el suelo para esquivar peligros y, el movimiento estrella, ralentizar el tiempo para ejecutar mejor cada muerte o devolver las balas.
Parece mucho a tener en cuenta y demasiadas facilidades para afrontar los combates, pero nada más lejos de la realidad ni en un sentido ni en otro. El control es exquisito, pudiendo incluso dirigir hacia dónde va el espadazo en pleno vuelo, y la creciente suma de retos se presenta perfectamente ajustada para que vayas interiorizando las distintas opciones que tienes a tu disposición.
Uno de los pixel art más cuidados del momento
Katana Zero podría quedarse en lo divertido de sus mecánicas y lo interesante de su historia para ganarse nuestra atención, pero se permite el lujo de ir un paso más allá y brillar también en lo visual y lo sonoro. Kudos a Askiisoft por el excelentísimo trabajo que hay detrás de su pixel art.
Siempre es una gozada ver cómo un puñado de píxeles pueden transmitir tantísimo a nivel de detalle, pero es que además las animaciones son una auténtica delicia que no sólo ayudan a crear un buen envoltorio, también a saber en qué momento va a atacar un personaje con movimientos finísimos que se aprecian igual de bien tanto en velocidad normal como ralentizada.
La música, un conjunto machacón que nuestro personaje inicia cada vez que se pone los cascos al inicio de cada nivel, es el complemento perfecto a ese repetir constante al que invita su jugabilidad. Una banda sonora ideal para meterse en situación y concentrarse en el reto que tienes por delante.
Como último apunte, los que tengan pensado optar por la versión de Switch pueden hacerlo sin problemas. Funciona a las mil maravillas y es uno de esos juegos en los que el pulido y el nivel de detalle hacen que quieras aplaudir hasta que te duelan las manos. Sin duda uno de esos indies que debes tener sí o sí en tu catálogo.
La opinión de VidaExtra
Adoro llegar a un juego sin saber practicamente nada y quedarme de pasta de boniato cuando descubro todo lo que tiene preparado para mí. A Katana Zero sólo puedo achacarle haberme durado algo más de una tarde de maratón, pero la idea de rejugarlo y descubrir qué otros caminos se abren en base a mis decisiones está sobre la mesa.
Devolver Digital vuelve a demostrar que puedes tirarte de cabeza a casi todo lo que publiquen bajo su sello. Que si algo te llama mínimamente la atención, vas a salir satisfecho. Se agradece poder tener esa seguridad en una época en la que filtrar juegos se ha vuelto mucho más difícil, pero damos las gracias aún más por poder disfrutar de títulos tan divertidos y bien paridos como este Katana Zero. De cabeza a nuestra lista de indies imprescindibles.
Lo mejor: un espectacular y bellísimo juego de acción.
Lo peor: que tarde o temprano acabes terminándolo.
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