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Análisis de Falcon Age: una gran idea para realidad virtual que peca de falta de ambición

Siempre es de agradecer que títulos como Falcon Age vengan a apoyar la tecnología de la realidad virtual con una propuesta interesante y alejada de los clásicos minijuegos o experiencias. Ahora sólo queda rezar para que alguien con recursos coja esas ideas y las lleve varias generaciones más allá.

Falcon Age, por su parte, hace lo justo y necesario para ofrecer un título que, por contenido y ambición, queda varios pasos por detrás de lo que uno podría esperar en pleno 2019. Y es que más allá de representar un fantástico vínculo entre tu personaje y el halcón que te acompaña, no hace mucho más para explorar el resto de posibilidades que debería tener un juego así.

Una gran idea que se desinfla demasiado rápido

Tras despertarte en una cárcel y cumplir con tus obligaciones diarias, acabas  entablando amistad con un simpático halcón huérfano que requiere de tus cuidados para salir adelante. Tras un proceso de días que no supera los cinco o diez minutos, con el bicho ya recuperado, llegará el momento de escapar y emprender la aventura que Falcon Age pone sobre la mesa. 

En ella una serie de robots de una megacorporación ha colonizado tu planeta y despojado a tu pueblo de todas sus tradiciones. Tu encargo inicial es deshacerte de ella y devolver la esperanza a la gente que vive en chabolas tras la expropiación de sus tierras. Como veis, la cosa empieza fuerte, pero en realidad todas esas premisas que se plantean durante los primeros minutos acaban teniendo una mecha mucho más corta.

El resultado es una aventura en la que ir despachando enemigos clónicos con contadas variaciones y resolviendo pequeños y repetitivos puzles que no ayudan a mejorar la mezcla. Unas misiones secundarias por aquí, y un recorrido excesivamente lento y vacío a través de escenarios con aún menos contenido, ponen el clavo sobre el ataúd de una propuesta que ilusiona durante los primeros compases para luego desmoronarse poco después. 

Inevitable tener la sensación de que el juego ha cambiado de foco en algún punto del desarrollo y que, probablemente más por necesidad que por ganas, ha acabado siendo un producto mucho más pequeño y contenido de lo que en principio apuntaba. Una verdadera lástima, porque el proyecto prometía mucho.

Un paso adelante en realidad virtual

Pero no todo son quejas sobre Falcon Age, especialmente si aquellos que acabéis dándole una oportunidad lo hacéis con el casco de PlayStation VR en mente. La experiencia en realidad virtual gana muchos enteros gracias al control de movimiento y cómo interactúas con el halcón que te acompaña.

Además de mover la mano para ver cómo se pasea entre tus dedos, el bicho es capaz de hacer trucos monísimos que ayudan a que te concentres en él más que en lo poco que ocurre a tu alrededor. La mano izquierda es la encargada de portarlo cuando no está sobrevolando y, con ella, también apuntarás a los objetivos en los que el pájaro debería fijar su atención y ataque. 

La mano derecha queda para la porra que actúa como llave, golpe melee y látigo para agarrar objetos y enemigos, además de para otras interacciones como, por ejemplo, pedirle al halcón que te lance uno de los elementos que ha recogido. Puede parecer una tontería, pero son ese tipo de cosas las que salvan a Falcon Age de la quema.

La búsqueda de ingredientes para completar recetas y la opción de mejorar y customizar el bicho a base de objetos encontrados en tesoros o comprados en la tienda, cierran un plantel de opciones cuya utilidad nunca queda especialmente clara a la hora de experimentar. Una muestra más de los numerosos altibajos que presenta el juego, especialmente si decidimos pasar de la opción de realidad virtual.

La opinión de VidaExtra

Falcon Age es la viva muestra de todo el margen de mejora que hay en el mundo de la realidad virtual si se trabaja sobre las ideas adecuadas. Es el típico juego que Sony debería haber apadrinado con algo más que promoción, impulsando su desarrollo para acabar ofreciendo una experiencia mucho más amplia y profunda.

Sin esa opción sobre la mesa, Falcon Age se queda en un título simpático con una buena idea como mecánica principal. Lo suficiente para que te llame la atención en un vídeo pero demasiado pobre y desangelada para dar vida a un juego con cara y ojos. Hay camino para la realidad virtual, pero necesita zapatos mejores para que el paseo no se vuelva aburrido. 

Lo mejor: la idea del pájaro como mecánica es genial.

Lo peor: demasiado parco respecto a contenido y ambientación.

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