Nunca me ha gustado radicalizar respuestas. No me gusta eso del blanco o negro habiendo una escala de grises. Menos aún lo del sí o el no si hablamos de decisiones con infinitos matices. ‘Sea of Thieves’ es un buen ejemplo de lo difícil que es a veces posicionarse rotundamente con un juego capaz de ser genial y desconcertante a la vez.
No iba muy desencaminado con la idea de “o te encanta o lo odias” porque es imposible no estar siempre en un término medio. Puedes pasártelo genial a los mandos y estarás en lo cierto. Puedes llevarte las manos a la cabeza una vez tras otra y tampoco irás mal encaminado. Como en el caso de la piratería a través de la historia, desde los griegos hasta el Caribe español, con 'Sea of Thieves' siempre habrá razones para posicionarse de una lado u otro.
Un juego que huele a Acceso Anticipado
Tan inexplicable es tacharlo de juegazo como de desastre, porque vira fácilmente de un lado a otro constantemente y nunca una verdad como esas puede ser absoluta. ‘Sea of Thieves’ es una de las experiencias más únicas y divertidas a las que me he enfrentado, pero me parece incomprensible que Microsoft y Rare se la hayan jugado tanto con el lanzamiento (incluso pese a tener Xbox Game Pass como excusa).
La aventura de piratas ofrece un mar en el que es fácil perderse durante horas, ya sea sólo o en compañía, pero el único motor de esa adicción es la experiencia, obviando cualquier atisbo de profundidad que el juego pudiese tener. Resulta desconcertante porque no parece difícil añadir esa capa que le falta. Me bastan apenas unos minutos para pensar en una infinidad de cosas que harían de este juego una experiencia mucho más rica y variada.
Ahí entra en juego esa fina línea que separa lo que hace años considerábamos un lanzamiento con lo que la industria entrega ahora. Es una corriente más cercana a los juegos de bajo presupuesto que a la de un triple A, pero ya sea por su largo y costoso desarrollo, o por la necesidad de tener Microsoft un juego con cara y ojos para este 2018, ‘Sea of Thieves’ se ha lanzado como juego completo cuando es evidente que lo que tenemos entre manos es un Acceso Anticipado.
Es la base de un juego que crecerá con el tiempo. Una base lo suficientemente sólida como para ser lo suficientemente divertida y rica durante algunas semanas, las justas para que poco a poco se vaya nutriendo de contenidos y consiga dejar atrás las voces que acertadamente claman que es un juego pobre en opciones.
Una evidente falta de opciones
‘Sea of Thieves’ ofrece a día de hoy la posibilidad de crear un pirata en base a un generador aleatorio de personajes cuando sería muy fácil tener un completo editor. Tras ello te lanza a un océano plagado de islas, pero resultan ser escenarios que parecen un corta y pega sin excesiva originalidad.
A las pocas localizaciones que rompen con esa regla, aquellas plagadas de barcos destrozados tras un naufragio, las que esconden cuevas detrás de cascadas o se las ingenian para ofrecer sitios únicos que llaman a la exploración y parecen esconder una buena historia detrás, hay que sumarles un buen puñado de porciones de tierra completamente vacías, sólo adornadas por un puñado de animales y algún enemigo.
La excusa para querer visitarlas todas está detrás de los tres gremios en los que se basa el único progreso que esconde el juego. Recoger tesoros, matar enemigos y transportar animales. Sólo tres opciones jugables, y aparentemente suficientes para que una de ellas parezca mero relleno.
La búsqueda de cofres puede ser divertida, especialmente cuando hay acertijos implicados en vez de una X marcada en un mapa, pero resulta frustrante cuando la aleatoriedad de los cofres que encuentras poco o nada tiene que ver con el reto que plantea encontrarlos. Luchar contra enemigos acaba perdiendo la gracia cuando encuentras la forma de torearlos, acercarlos hasta una playa y dejar que los cañones de tu barco se encarguen de destrozar a las cuatro o cinco variantes de esqueleto que el juego ofrece. Y viajar en busca de animales, bueno, no se puede decir mucho más de una actividad que se explica sola y que resulta tan plana como poco divertida.
Un reto sólo apto para los fans del grindeo
Hay dos objetivos detrás de esas tres misiones. El primero y más evidente es conseguir dinero para poder comprar artículos, ya sean estos nuevas skins para tus accesorios, para tu barco, o nuevos objetos cosméticos para tu personaje. Pero además de ser la mayoría muy caros, el trabajo detrás de las creaciones es más que cuestionable.
Si hay ocho mascarones en el juego a los que puedes acceder, que cuatro de ellos sean variaciones ínfimas como cambiarle el color de los ojos a un león de oro, es casi insultante. No hay defensa o argumentación posible, hay problema de vagueza y conformismo detrás de ese objetivo, y pocas o casi ninguna razón para perseguirlo.
El segundo es el reto de convertirte en leyenda, lo que consiste en llegar hasta el nivel 50 en cada uno de los tres gremios para poder acceder a una zona secreta y nuevas misiones (aparentemente con los mismos objetivos). Eso supone ponerte a trabajar en un grindeo constante en el que, para cuando llegues el nivel 20 de alguna de esas facciones, ya estarás agotado de repetir incansablemente las mismas acciones.
No sólo eso, llegados a ese punto la lentitud a la que progresas, el ritmo al que la barra que dicta que has pasado de un nivel al otro se mueve, es desesperanzador. Algo lógico, por otro lado, cuando el objetivo de Rare es que la gente tarde lo máximo posible en poder decir que ya lo ha visto todo. Y es que ahora puedes quejarte de que hay poco contenido, pero siempre habrá algo que no has visto, un objetivo por completar. Una excusa capaz de zanjar discusiones cuando alguien clame al cielo que ‘Sea of Thieves’ ya no tiene nada más que mostrarle.
Y sin embargo una experiencia inolvidable
Con un panorama tan desesperanzador, parece fácil darle la espalda al juego y olvidarnos de él, pero tal y como decía al principio, es un problema que va más allá de decidir entre blanco o negro. Y es que pese a todo lo malo que pueda decir de ‘Sea of Thieves’, que como ya habéis visto no es precisamente poco, es una experiencia muy recomendable.
Sin historia o mecánicas que marquen los acontecimientos de una forma tajante, adentrarte en él es hacerlo en una aventura en la que puede pasar de todo. Una en la que tú, en modo lobo solitario o acompañado de amigos o desconocidos, darás forma a historias y anécdotas que son tan divertidas de vivir como de explicar.
Está aquella en la que conseguiste acabar con un fuerte plagado de enemigos, escondiste la llave y pusiste rumbo al infinito para que los barcos que llegaban entonces empezasen a perseguirte, guiándolos hacia una muerte segura para después volver, ya con la tranquilidad de que no hubiese nadie alrededor, para recoger el botín y llevarlo a puerto. O aquella en la que volaste un barco enemigo lanzando barriles de pólvora por la popa. O la que simple y llanamente se quedó grabada a fuego en tu cabeza tras salir un precioso sol tras superar una árdua y oscura tormenta.
Es en las historias que creas y la diversión que generan donde hay otra vida para ‘Sea of Thieves’. Un clavo ardiendo al que es fácil agarrarse con la esperanza de que, de aquí a unos meses, o incluso un año, puedas volver a él para encontrar un sinfín de novedades que te inviten a superar sus retos con una sonrisa de oreja a oreja.
La opinión de VidaExtra
Lo mejor y lo peor que se puede decir de ‘Sea of Thieves’ es que es un juego sin terminar. Lo peor porque presenta un escenario en el que lo de lanzar la versión definitiva no tienen ningún sentido. Es un punto al que aún tardará mucho en llegar pese a que desde Rare o Microsoft se diga que han lanzado el juego completo. Lo que hay, a día de hoy, no es más que otro salto adelante en una beta a la que aún le quedan muchas promesas por cumplir.
Si también es lo mejor es precisamente por todo lo que nos espera, porque sus cimientos son lo suficientemente fuertes para tener a una legión de jugadores entreteniéndose con lo poco que ofrece. Porque para entonces, cuando haya algo más que matar esqueletos, recoger tesoros enterrados o cantarle nanas a una serpiente para poder meterla en una cesta, ‘Sea of Thieves’ será el juego imprescindible que todos esperábamos que fuese. Algo que, pese a todos los buenos momentos que puede llegar a entregar, hoy no es ni por asomo.
A favor
- Uno de los juegos más bonitos de los últimos años
- Narrativa emergente
- Un multijugador divertidísimo
En contra
- Poca profundidad y variedad de opciones
- Su progreso requiere un grindeo repetitivo y constante
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