Crytek vuelve a la Realidad Virtual después de haber lanzado ‘The Climb’ para Oculus Rift y, en este caso, lo hace con ‘Robinson: The Journey’, su primer título para PlayStation VR. Un juego cuya prioridad es capturar nuestra imaginación, hacer que tengamos ganas de explorar un nuevo mundo y maravillarnos con él.
De hecho, mezclar la ciencia ficción, los viajes interestelares y los dinosaurios es suficientemente llamativo como para no querer al menos probar qué se siente al pisar un planeta extraño gracias a la inmersión que nos ofrece la Realidad Virtual.
De qué va Robinson: The Journey
En ‘Robinson: The Journey’ controlaremos precisamente a Robinson, un chaval que ha ido a parar a un planeta extraño sin saber muy bien cómo. A partir de ahí, y con la ayuda de HIGS y de Laika, deberemos explorar diversas zonas en busca de unas cápsulas que nos permitirán extraer datos. Gracias a esta información iremos montando poco a poco las piezas del puzzle en el que se ha convertido el accidente.
HIGS es un robot esférico volador muy similar a Wheatley de ‘Portal 2’, para que os hagáis una idea, y Laika es una cría de dinosaurio. Digamos que el trío protagonista no podría ser más extraño, aunque cada personaje tendrá su papel y su importancia, como iremos viendo a lo largo de este texto.
HIGS, además de tener ese tipo de sentido del humor que suelen gastar las inteligencias artificiales en videojuegos y películas (estoy pensando en Wheatley, pero también en TARS de ‘Interstellar’), es imprescindible para resolver puzzles. Laika también, ojo. Como decía antes, ambos acompañantes son indispensables para poder avanzar en la historia, pero digamos que la relación entre Robinson y la criatura no es tan interesante como la que existe entre él y el robot.
¿Y cómo se juega?
Vayamos entrando en materia. Lo primero que he de decir es que me fue imposible no alucinar cuando abrí las puertas de la cápsula en la que Robinson vive tras haberse estrellado en el planeta Tyson III. El paso de ese espacio reducido y claustrofóbico a la vegetación del planeta alienígena es de las que quitan el hipo.
‘Robinson: The Journey’ se juega con el DualShock, por lo que para abrir compuertas o interactuar con cualquier otro objeto basta con acercarnos, dejar que se ilumine y pulsar el botón de turno. Lo que vemos en el PSVR es lo que tenemos a nuestro alrededor más la mano derecha de Robinson, en la que sujeta una multiherramienta.
El stick izquierdo sirve para andar, mientras que los giros los haremos mirando hacia donde queramos dirigirnos por un lado y haciendo uso del stick derecho por el otro. Imagino que, en un intento de Crytek por minimizar la aparición de mareos, lo que hace el stick derecho es girar nuestra posición X grados hacia un lado o a otro. No es el primer juego de RV que implementa este tipo de control, y lo cierto es que, aunque no sea realista, es efectivo.
La multiherramienta de la que os hablaba antes tiene dos modos. El primero de ellos nos permitirá hacer levitar objetos para moverlos o lanzarlos, lo cual es esencial para resolver puzzles, y el segundo modo la convierte en un escáner, lo cual sirve tanto para desbloquear especies en nuestra base de datos como para extraer la información de las cápsulas repartidas por todo el mapa que deberemos encontrar.
Los primeros compases del juego son algo lentos, aunque es entendible porque, al fin y al cabo, funcionan como tutorial y primer acercamiento a las mecánicas y al mundo que nos rodea. De hecho podemos quedarnos en la zona principal del juego todo el tiempo que deseemos sin avanzar, ya que disponemos de diversas actividades: jugar al escondite con Laika, disfrazarla, echar unas canastas, jugar el tres en raya con HIGS, pescar, contemplar las maravillosas vistas… El ritmo lo marca el jugador en todo momento.
Cuando decidamos avanzar, nos encontraremos con diversas zonas del planeta a nuestro alcance. De entrada no podremos acceder a todas sin más, deberemos abrirlas haciendo avanzar la historia, aunque sí podríamos considerar que se trata de un mundo abierto. Nada nos impide tomar un camino u otro en una bifurcación si así lo deseamos o deshacer nuestros pasos hasta la zona inicial. Los paisajes son tremendos y es habitual abrir la boca al entrar en una cueva iluminada por extrañas criaturas o al asomarnos a un precipicio.
En diversas ocasiones tendremos que escalar por lianas o paredes, e incluso hay una zona de plataformeo que me ha parecido de lo mejor de todo el juego. Os dejo un fragmento de mi partida con esto:
Y este otro momento que capturé también me gustó. Con el abismo a nuestros pies, aparece un bicharraco volador que, visto con el PSVR y no así en un simple vídeo subido a YouTube, impresiona por su gigantesco tamaño:
Lo que sí debo decir como punto negativo aquí es que lo de escalar -y descender cuando toca- resulta bastante incómodo cuando se trata de alcanzar zonas muy elevadas. El hecho de tener que dirigir la mirada hacia arriba y hacia los lados para que las manos virtuales se coloquen en posición de agarre puede resultar agotador. En más de una ocasión tuve que descansar un poco porque me estaba haciendo daño por culpa de estos giros de cabeza y el peso del PSVR.
Además de controlar a Robinson y de dar órdenes a Laika para resolver algunos puzzles, deberemos tomar el control de HIGS para activar la corriente eléctrica en diversas zonas del mapa. Son puzzles muy sencillos en los que la vista cambia por completo y pasamos de estar en la piel de Robinson con los pies en tierra a encontrarnos con una vista de pájaro de la zona en cuestión. Una vez ahí, no tendremos más que derivar la potencia eléctrica para hacerla llegar a todos los puntos necesarios y en las cantidades exactas. Incluso el puzzle final, pese a ser algo más complejo, se puede resolver en un minuto.
Tras la zona de plataformeo que hay en el Planetario, la zona final del juego, hay una misión digna de mención especial. En ella debemos recuperar unas baterías, y para ello tenemos que cruzar un patio en el que hay unos raptores sin que nos vean. Os aseguro que estar tan cerca de estos bichos y poder asomar la cabeza para ver si están de espaldas para pasar o no es una experiencia que hay que vivir. Es uno de esos momentos en los que el uso de la Realidad Virtual brilla con especial intensidad y deja claro hasta dónde puede llegar la inmersión.
La opinión de VidaExtra
Crytek asegura que ‘Robinson: The Journey’ tuvo sus inicios en las primeras demos que hicieron para Realidad Virtual. Con el tiempo, dice el estudio, se dieron cuenta de que querían potenciar esa sensación de descubrimiento y decidieron trabajar en un concepto alrededor de esto. Es algo que se nota en el juego final: da la sensación de ser una colección de ideas con cierto sentido narrativo y no un producto redondo, a pesar de ser disfrutable.
La duración, por otro lado, es muy corta para los 59,99 euros que cuesta. Yo lo he finalizado en unas 5 horas y poco sin prisas. Se puede completar en menos, seguro, pero también hay margen para los completistas: el que quiera desbloquear todos los logros internos y completar la base de datos escaneando criaturas tendrá algunas horas más de juego.
A nivel gráfico es quizás el más potente de todos los títulos que hay para PlayStation VR junto al ‘Batman: Arkham VR’. Viniendo de Crytek no esperábamos menos en este sentido, aunque hay que insistir en que la resolución de la pantalla del casco es la que es y nunca va a lucir todo de forma tan espectacular y detallada como en un televisor. Aun así, impresiona mucho el mundo que ha creado el estudio alemán.
Nota: todas las imágenes y vídeos de este análisis han sido capturados directamente desde la PS4 durante mis sesiones de juego.
A favor
- La sensación de inmersión en un planeta extraño
- Mecánicas como las plataformas o el sigilo
- Poder tener a los dinosaurios tan cerca
En contra
- Su corta duración
- Las escaladas son incómodas por la mecánica con el casco
- Su forma vaga de narrar la historia
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