Hay pocas oportunidades de que el modelo de negocio de Nintendo acabe optando por juegos de pago como el ‘Pocket Card Jockey’ de 3DS, pero no me tiembla la voz al afirmar que sería lo mejor que podría ocurrirle a mi móvil en mucho tiempo.
Lo último de Game Freak, que de vez en cuando se aleja del vendaval ‘Pokémon’ y da rienda suelta a su creatividad, es uno de esos juegos a los que es tan fácil engancharse que asusta, una propuesta simple en su concepto pero sorprendentemente profunda que se erige como uno de los juegos más recomendables de la portátil.
Un inicio complicado, pero gratificante
A medio camino entre la estrategia, el RPG y el clásico solitario, ‘Pocket Card Jockey’ nos introduce en el mundo de las carreras de caballos con uno de esos juegos a los que, a base de tutoriales iniciales, le cuesta arrancar, pero que una vez tiene todos los conceptos sobre la mesa funciona a las mil maravillas.
El número de aspectos a tener en cuenta durante esas primeras carreras es realmente apabullante, y es que lejos de ser un mero solitario tenemos que estar atentos a la energía de nuestro corcel, su posición en la carrera, la sinergia con otros caballos, los ítems a recoger durante nuestro avance y, por descontado, el último empujón hasta la línea de meta.
Cuesta enterarse de todo pese a que el juego de Nintendo hace todo lo posible por dejarlo lo más claro posible, pero nada que a base de práctica y revisar ayudas no pueda interiorizarse para sacar lo máximo de cada competición.
La cosa va más o menos así. El primer solitario nos ofrece el primer empujón de fuerza y la colocación de nuestro caballo en la zona más cómoda de la carrera. En dicha posición ganaremos más energía, pero para mantenernos ahí debemos trazar una línea (que gasta energía) y elucubrar en qué posición quedará la zona de confort tras el avance de la estampida.
El penúltimo empujón
A la colocación le sigue otra partida de solitario, una que marcará la energía que ganaremos para el siguiente avance y nos permitirá acceder a los ítems que hemos ido recogiendo eliminando las cartas pertinentes. Si fallamos al limpiar la mesa el ánimo de nuestro caballo decaerá, pero si lo hacemos lo mejor posible contaremos con otro considerable empuje de energía.
Dependiendo de la longitud de la carrera pasaremos por esta fase más o menos veces, pero siempre acabaremos en el sprint final, donde con flechas controlamos la posición del caballo en carrera, esquivando competidores y evitando quedarnos atascados detrás de un grupo.
La velocidad que tendremos en dicho sprint dependerá de la energía que hayamos acumulado durante la carrera, y la cantidad de azotes que nos permitirán dar un empujón a nuestra velocidad la marcarán lo bien que se hayan limpiado los solitarios.
Alma de RPG descafeinado
Quedándose ahí la cosa ya sería toda una delicia, pero al acabar cada carrera aprovecharemos todos los ítems recogidos y la energía no gastada para evolucionar a nuestro caballo, que no sólo ganará velocidad y energía al subir de nivel sino que también puede aprender habilidades, por ejemplo multiplicar la ganancia de energía colocándonos detrás o delante de otro competidor.
Tenemos cuatro años (varias carreras) para subir de nivel a nuestro noble corcel, pero una vez superado ese tiempo dejará de evolucionar y nos dejará dos opciones, seguir ganando copas hasta que nos encontremos con una improbable racha de tres derrotas o mandar el caballo a la granja, donde podremos ponerlo a criar con antiguos compañeros equinos.
De la mezcla podrán nacer caballos más fuertes y con mejores habilidades, lo que nos invitará a volver a empezar para crear una raza de supercaballos capaces de dominar cualquier hipódromo al que los llevemos.
Pocket Card Jockey merece toda tu atención
Para llegar a eso hay que meter en el juego una interminable cantidad de horas, claro, pero ahí precisamente está la gran baza del juego, cuando su complejidad se torna en acciones tan interiorizadas como el conducir y entras en un círculo vicioso que parece no tener fin.
Hacía mucho tiempo que no me enganchaba a un juego como lo he hecho con ‘Pocket Card Jockey’, con partidas de las que empiezan por la tarde y acaban de madrugada sin saber muy bien cómo el tiempo ha volado a esa velocidad.
Los seis euros que cuesta no sólo lo hacen una opción más que recomendable para los que queráis sacarle brillo a vuestra Nintendo 3DS, la demo disponible en la eShop os permitirá conocer los conceptos básicos del juego y llevar vuestro primer caballo hasta la gloria ofreciendo la opción de transferir la partida cuando os decidáis a comprarlo.
Una acción que, si el juego y su propuesta os llama mínimamente la atención, os recomiendo encarecidamente. Los chistes de su historia, el reto de completar nuestro palmarés de títulos o conseguir las distintas piezas de puzle que nos brindarán evoluciones especiales para nuestros caballos vienen de regalo, pero os ayudarán a sumar un buen puñado de horas más a un juego que, de por sí, ya está dispuesto a consumir vuestra vida social.
A favor
- Adictivo como pocos
- Un juego casi interminable
- Ideal para los que buscan algo de profundidad en un concepto clásico
En contra
- Los inicios pueden ser un poco caóticos
- Los menús piden a gritos algo más de agilidad
- Completamente en inglés
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