Análisis de Metal Gear Survive: la falta de Kojima era el menor de sus problemas

Análisis de Metal Gear Survive: la falta de Kojima era el menor de sus problemas

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Análisis de Metal Gear Survive: la falta de Kojima era el menor de sus problemas

‘Metal Gear Survive’ a veces es divertido, a veces es frustrante, pero lo que consigue mantener durante toda la partida es la incoherencia. En la búsqueda de hacer un juego desafiante, han creado un monstruo de Frankenstein que toma ideas de aquí y de allí con poco acierto, convirtiendo lo que podría haber sido un título muy a tener en cuenta en un cóctel que sólo es soportable de vez en cuando.

Y ojo, que lo digo muy en serio, podemos dejar la bilis que ha salpicado al desarrollo a un lado porque ya ha perdido todo el sentido. ‘Metal Gear Survive’ no es un ‘Metal Gear’ de Kojima y poco se parece a las experiencias que ofrecían estos, pero podría haber sido un gran juego de haberse seguido la dirección adecuada.

Lo tiene todo para ser un buen juego

Hay una línea no precisamente fina que separará dos tipos de opiniones, la que sepa perdonar sus errores y disfrutar las buenas ideas que ofrece, y la que no podrá borrar de su cabeza lo primero imposibilitando que florezca lo segundo.

Durante un buen puñado de horas, me he movido a un lado y otro de esa línea con relativa asiduidad. Pero las primeras han sido, sin duda alguna, las más duras. El juego recoge el testigo de las entregas anteriores para crear una historia propia en la que también hay tramas políticas, giros y chistes malos, pero siempre siendo muy consciente que esto es un spin off que poco tiene que ver con la historia de Big Boss y compañía.

Abandonados a nuestra suerte en una dimensión alternativa plagada de zombis, deberemos hacer lo posible para sobrevivir, encontrar supervivientes y volver a casa. A través de dos escenarios de mundo abierto, nuestro día a día consistirá en explorar el mapa en busca de recursos, abrir agujeros de gusano que nos permitan hacer viajes rápidos, y mejorar a nuestro personaje y nuestra base para hacer todo ese proceso más llevadero.

La lucha contra los bichos que nos vayamos cruzando, innecesaria durante la exploración pero imprescindible cada vez que tenemos que proteger un agujero de gusano hasta que esté operativo, flaquea durante los primeros compases, cuando todo se reduce a unas armas melee que nunca terminan de convencer. La cosa mejora un poco cuando empezamos a tener armas de fuego a mano, pero es a base de trampas y vallas cuando resulta más divertida.

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El problema es que para llegar a eso hay que sudar y, sobre todo, perdonarle muchas cosas al juego. De hecho, incluso cuando alcancemos ese punto estaremos batallando con decisiones de diseño que entorpecen nuestra diversión, especialmente aquellas que limitan nuestro inventario y nos impiden crear objetos sólo desde nuestra base.

Demasiados palos en las ruedas al jugador

Todas esas trabas responden a cierto realismo que le han querido introducir. No poder sentarte a crear balas en una esquina cualquiera tiene su lógica, pero pierde por completo esa supuesta coherencia cuando, a escasos minutos de haberte comido un oso pardo, el juego empieza a molestarte recordándote que deberías comer otra vez.

Y no es algo precisamente fácil. Tiene todas las trabas habidas y por haber para que nunca puedas sentirte cómodo. Para empezar está el escenario, plagado de una intensa niebla tóxica en la que la vida no tiene cabida, lo que limita la aparición de animales a unos puntos muy concretos del mapeado. Además, la reaparición de dichos animales una vez cazados puede llevar eones, por lo que más de una vez te pondrás a pasear por el incómodo mapa sin encontrar nada que llevarte a la boca.

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Para más mosqueo, cada animal te dará una pieza de comida, sin importar lo grandes que sean, y cada pieza de comida podrá ser cocinada de forma que rellene un porcentaje relativamente pequeño de tu barra de hambre. Es decir, que siempre necesitarás tener varios a animales a mano para conseguir varias piezas de comida, cocinar varios platos y saciar tu hambre al completo. Todo para que, pocos minutos después, el juego te obligue a repetir el proceso si no quieres morir de inanición.

Palos en las ruedas que, con la llegada de soluciones más prácticas como recolectar tu propia comida en distintos huertos de la base o montar una granja de animales, se hacen aún más cuesta arriba. Puede apuntar al realismo que una plantación de patatas necesite horas para acabar dando sus frutos, pero que tras todo ese periodo de tiempo entregue dos piezas de comida es terriblemente frustrante. Por no hablar de que está a años luz de ser divertido.

Otra incoherencia, el poder recoger botellas tiradas por el suelo para recopilar agua y que, una vez usadas, tengas que buscar más botellas para hacer exactamente lo mismo. Y como estas hay una infinidad de situaciones que arrojan motivos para cabrearte con unas mecánicas que, bien llevadas, podrían haber sido todo un acierto. ‘Metal Gear Survive’ acaba siendo una carrera hacia adelante en la que, confiando en que todo eso se solucione por una mejora de la base o tu personaje que debe estar al llegar, acabas dándole más oportunidades de las que realmente merece.

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Sabe picarte, pero no lo aprovecha

Ayuda bastante que, en ese ciclo de recolectar, matar y mejorar, el juego sepa apañárselas para picarte, para retarte a que averigues hasta dónde puedes llegar, más aún cuando descubres que jugando online puedes acceder a más materiales y mejoras en un entorno divertido pero excesivamente repetitivo.

Allí, junto a otros jugadores, vas a lo mismo que en el 90% de misiones de la campaña principal, a proteger un punto estratégico de las oleadas de monstruos que están en camino, un grupo de infectados con escasas variaciones que hará todo lo posible por arruinarte el día. Atácalos a través de las vallas, guíalos a trampas, aniquilalos en grandes cantidades y disfruta de cómo su escasa inteligencia artificial cede hueco a que seas tú el que te rías de ellos constantemente.

Con amigos a tu lado, esa supervivencia es bastante más llevadera que en la campaña, donde tendrás que ser tú el que lidie con distintos caminos abarrotados de hordas, obligándote así a sacar lo mejor de ti y conseguir nuevas armas y artilugios con los que hacer de ese trago algo más pasable.

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Pese a las pocas opciones que el juego ofrece a la hora de defenderte en el cuerpo a cuerpo, por lentas e inefectivas incluso después de añadir las pocas habilidades que la pantalla de mejora pone a tu disposición, reconozco haber disfrutado de esos segmentos en más de una ocasión.

Pero siempre que alcanzaba ese punto álgido, algo me recordaba que pronto tendría que volver a las tareas más tediosas, ya fuese porque el hambre afloraba, porque la curva de dificultad me obligaba a ir en busca de algo que balancease una situación desmedida o, simple y llanamente, porque la poca originalidad de sus misiones me invitaba a hacer lo mismo que acababa de completar hacía escasos minutos.

La opinión de VidaExtra

Me ha importado muy poco que ‘Metal Gear Survive’ no sea coherente con la saga. De hecho podría haber sido un gran juego si se hubiese limitado, con cabeza, a simplemente hacer honor a esa última palabra de su nombre. Pero siento que como jugador me ha maltratado y engañado en no pocas ocasiones, prometiéndome un cambio que merecía mi esfuerzo y que, más pronto que tarde, este sería recompensado.

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No ha sido el caso y, en busca de esa ilusión y esperanza, persiguiendo ese punto en el que todo cobraría sentido y lo que antes era aburrido eventualmente me satisfaría, ‘Metal Gear Survive’ me ha vencido. Me ha demostrado que los problemas nunca han estado en la polémica de su nombre, sino en lo que el juego realmente era: una experiencia con una base sólida y divertida que, por falta de ganas, ambición o talento, ha optado por recursos tan fáciles como incoherentes para alargar sus horas de juego y justificar el reto.

Ha conseguido lo que hace unos meses parecía completamente imposible. Que esté más apenado porque ‘Metal Gear Survive’ no sea el gran juego que podría haber sido, que por el simple hecho de que Kojima no haya estado al cargo del mismo. El problema ha estado frente a nuestras narices todo este tiempo, pero no era el que muchos creíamos.

A favor

  • Su larga duración puede ser una gran baza
  • Puede ser un juego divertido y desafiante
  • Un reto para los fanáticos de la supervivencia

En contra

  • Pone demasiados palos en las ruedas al progreso
  • Deja de lado todo lo que hace grande a un Metal Gear
  • A veces parece un juego free-to-play venido a más
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