'Dead Rising' se convirtió, por méritos propios, en juego de culto en Xbox 360. Capcom nos sorprendió con un título plagado (pero a lo bestia) de zombis y con un gran sentido del humor. La secuela no se hizo esperar... y el resto es historia.
'Dead Rising 3' fue, por su parte, el buque insignia del lanzamiento de Xbox One, y mi favorito de la primera hornada. Microsoft lo había presentado meses antes, con motivo del E3 2013, siendo toda una sorpresa. Y casualmente es el mismo proceso que se ha hecho con 'Dead Rising 4', al presentarse hace pocos meses en el E3 2016. ¿Habrá tenido tiempo Capcom Vancouver de mejorar la fórmula?
Antes, toca ponerse en antecedentes: 'Dead Rising 4' supone el regreso de Frank West, protagonista (casi) absoluto de la saga que le vio nacer en 2006. Además, lo hace volviendo a Willamette (Colorado), el pueblo ficticio donde se ambientó la primera entrega, 16 años después. Salvo que en esta ocasión no se ciñe solamente al Centro Comercial (muy cambiado), sino al pueblo entero.
Por el camino, tal y como sucedió con 'Dead Rising 3', ha perdido parte de su esencia, aunque por otro lado ha reforzado algunas de sus mejores facetas, dando como resultado un título que parece casi como un homenaje a toda la saga.
Willamette y la crítica social hacia el Black Friday
Tras haber sido devastada y posteriormente reformada, Willamette no podría haber encontrado mejor punto de partida que con la promoción navideña del Black Friday. Porque la gente se comporta como los zombis con las rebajas.
El que espere encontrar un Centro Comercial idéntico al del juego de 2006, se llevará un chasco, porque se ha rediseñado por completo. Hay ciertas zonas que recuerdan vagamente a aquel, pero en líneas generales se ha optado por un centro más temático en donde cabe incluso un barco pirata. Lo bueno de 'Dead Rising 4' es que sabe jugar muy bien las cartas de su entorno al descubrirlo poco a poco, sin que se llegue a hacer pesado en ningún momento al ser muy variado.
Nada que ver, por ejemplo, con la anterior aventura de Nick Ramos, donde Los Perdidos (California) mantenía cierta homogeneidad. En Willamette hay más contrastes, y eso se agradece, pese a que su extensión sea similar a aquella.
Además, Capcom Vancouver ha tomado la difícil decisión de limitar la historia a un solo jugador, dejando el cooperativo a un multijugador a cuatro bandas algo descafeinado y sobre todo de espacios más reducidos. Pero en parte es comprensible, puesto que aquí vamos a toparnos con más zombis en pantalla que en 'Dead Rising 3', dando lugar a carnicerías de lo más épicas.
Los cambios a mejor del control de Dead Rising 4
Al volver al primer 'Dead Rising' hace un par de meses, aprovechando su reedición con motivo del décimo aniversario, quedó patente de nuevo lo duro que era su control en ciertas acciones. Sigue siendo una joya, cierto es, pero con aspectos que se podrían haber pulido. Algo que se ha ido subsanando en posteriores entregas, siendo 'Dead Rising 4' el que más ha sabido optimizar la gestión del inventario. Ahora cada tipo de arma (arrojadiza, cuerpo a cuerpo y de fuego) cuenta con su acceso directo, al que accedemos directamente con un botón.
Esto se traduce en combates donde no nos quedaremos vendidos tan fácilmente por culpa de no haber sabido cambiar a tiempo de arma: ahora podemos estar disparando con una ballesta explosiva e inmediatamente después utilizar una hacha eléctrica sin necesidad de ir al inventario. Todo se ha simplificado.
Incluso la comida, que ahora cuenta con su propia ranura del inventario y en donde no se distingue entre una bebida o un kit médico. Todo cura por igual, a efectos prácticos, aunque podremos potenciar sus efectos mejorando a Frank.
Aquí sí se mantienen los PP (Puntos de Prestigio) a la hora de masacrar zombis, cumplir desafíos o sacar fotografías importantes, con los que iremos ganando puntos de habilidad para mejorar los cuatro aspectos básicos de nuestro reportero de guerra favorito: pelea, fortaleza, disparos y supervivencia. Y ojo, que el tope de nivel no será 50, sino más bien 80. Y con un total de 107 habilidades a desbloquear, algunas mediante la obtención de manuales de entrenamiento.
Donde sí que cojea el control es en ciertas imprecisiones con el salto al no agarrarse a algunos salientes. O que se atasque, sin más, en un lugar. Hay ciertos puntos de Willamette que, por lo que sea, se le resisten a Frank. Es algo que se puede subsanar fácilmente con un parche, pero que por ahora mosquea.
Vale, pero ¿qué ha pasado con los psicópatas?
Más allá de la desaparición "casi" (por los pelos) total de la lucha contra el reloj en la historia, algo que como seguidor de la saga desde sus inicios me sigue chocando, aunque veo de manera comprensible debido a las dimensiones de la nueva Willamette, lo que más me ha decepcionado de esta nueva andadura de Frank West es la desaparición más absoluta de los psicópatas.
Ahora son maníacos y no cuentan con carisma alguno. No hay historia detrás, ni presentación. A lo largo de la aventura se nos irán dando avisos de zonas problemáticas y será entonces cuando podremos enfrentarnos a cada uno de ellos (y su séquito... porque siempre estarán acompañados). No hay reto ni tampoco un aprovechamiento real de la temática o del fantástico universo ideado por Capcom. No olvidemos, por ejemplo, que con Nick Ramos nos enfrentamos a psicópatas que hacían referencia a los siete pecados capitales. Aquí habrá un Papá Noel, un Espantapájaros, un Sectario... Pero que olvidaremos a los dos minutos. Nada que ver con el payaso de las motosierras visto en 2006.
Y eso que en cuanto a historia ha ganado muchos enteros, y no nos extraña saber que Capcom quiera seguir explotando su saga mientras va perfeccionando su guión, cada vez con más giros. Pero prescindir de los psicópatas, o al menos, de darles más protagonismo, es una decisión que seguimos sin comprender.
Los exotrajes de Dead Rising 4, todo un acierto
Si los duelos contra los maníacos son de lo más descafeinados, al menos el añadido de los exotrajes le aporta un plus de diversión a la saga al no quedarse meramente en la potenciación de la fuerza. Frank West podrá coger ciertos objetos pesados del entorno (una máquina recreativa, un cañón de un barco, etc) y cambiar por completo las características de su exotraje (sin contar las armas).
A resaltar, por ejemplo, la que le confiere el poder del hielo, creando incluso un tornado gélido que arrasará con todo zombi a su paso. La devastación adquiere un nuevo significado con el exotraje. ¿Lo malo? Que su uso es temporal... salvo que repongamos su fuerza con más potenciadores. Pero es un vicio.
Aparte de ver a un Frank West más imparable que nunca, también contamos con su faceta de reportero de guerra. La cámara ya no servirá solamente para sacar fotos con distintos grados de brutalidad, cómicas o subidas de tono, sino también para investigar y resolver casos o descubrir habitaciones ocultas, entre otras cosas. Gracias a los dos filtros de cámara (uno de visión noctura y otro de analizador de espectro) tendremos todo lo necesario para salir del paso.
Y también para las situaciones cómicas, como ya vimos en múltiples vídeos con Frank haciéndose selfies en medio de los zombis y poniendo muecas. Al fin y al cabo esta saga de Capcom siempre ha tenido un toque importante de comedia (ya el propio Frank lo es debido a su carácter, pese a que su cara ya no sea la misma por el nuevo rediseño que ha sufrido). Y ni qué decir tiene que la compañía de Osaka también ha sabido explotar su fanservice con guiños a 'Street Fighter' (¡la garra y traje de Vega son lo más!) y muchos más productos de Capcom, como Sir Arthur, Rival Schools, Captain Commando y un larguísimo etcétera. Por momentos parecerá otro 'Super Ultra Dead Rising 3 Arcade Remix Hyper Edition EX + α'.
Un modo cooperativo que no logra estar a la altura
Teniendo en cuenta la supresión del modo cooperativo para la historia, había ciertas dudas respecto a ese modo aparte con otros personajes. Y lo cierto es que no cumple con lo esperado al ser un modo más capado con retos insípidos.
Ahí sí que lucharemos contra el crono, irónicamente. Pero los objetivos serán muy básicos: erradicar a cierto número de zombis, matar a tantos con cierto elemento, llegar a tal punto y despejar la zona, llevar un coche hasta tal sitio... La gracia, y donde sí que resulta divertido, es por ver cómo nos podemos picar con los otros jugadores por saber quién logra los mayores hitos (y desbloquear y mejorar habilidades exclusivas del multijugador), pero es una pena que se hayan reducido las dimensiones del lugar al optar por un estilo más arcade en raciones cortas.
Como nota de color, decir que de vez en cuando saldrán zombis navideños que nos recordarán a los gnomos del 'Golden Axe' que nos daban pociones (aquí, lógicamente, soltarán comida o armas mejoradas), o que gracias al multijugador podremos desbloquear versiones bañadas en oro de las armas mejoradas y que podremos llevar después en la historia con Frank West. Eso sí, las habilidades y el nivel son independientes y en el multijugador partimos de cero, lo cuál fastidia.
La opinión de VidaExtra
En definitiva, el regreso de Frank West, salvando decisiones incomprensibles (especialmente en lo relativo a los psicópatas), ha resultado ser mejor de lo esperado y cualquier fan que haya disfrutado con los primeros hechos ocurridos en Willamette, contará con motivos de sobra para volver a éste. Será difícil soltar el mando, porque nos enganchará, hagamos lo que hagamos. Siempre querremos seguir, bien sea continuando la historia (no es corto, precisamente) o perdiendo el tiempo con los zombis (pero sin miedo al crono) de mil y una maneras distintas.
A favor
- Volver a Willamette y explorar sus alrededores
- La nueva remesa de armas mejoradas es toda una delicia
- El añadido de los exotrajes
- La nueva interfaz, todo un acierto
En contra
- El multijugador no aporta nada
- La supresión de los psicópatas (los maníacos no son exactamente lo mismo)
- Ciertas imprecisiones en el control
Ver 10 comentarios