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No tengo ni idea de cómo salí vivo de esta matanza en Warhammer 40.000: Space Marine 2. Los cuatro minutos más largos de mi vida

Jugar en solitario en el modo cooperativo no fue tan buena idea como creía

El tiempo es relativo. Algo que para unos es un suspiro, para otro puede sentirse como horas... pero el reloj marca los mismos segundos para todos. Estoy seguro de que no hay nadie que no conozca esta sensación. Los minutos son nada cuando juego a videojuegos, aunque hay excepciones en los que parecen siglos.

Casi cuatro minutos de un encuentro en Warhammer 40.000: Space Marine 2 parecieron una eternidad debido a la enorme tensión que llegué a acumular. Ni siquiera estaba jugando en la máxima dificultad, pero desde luego la situación fue digna del infierno tiránico más cruel y profundo.

Las puertas del Valhalla se me abrieron durante unos minutos en Space Marine 2

La idea era probar el modo Operaciones (cooperativo PVE) en solitario mediante un pequeño truco para evitar el matchmaking. Nada ilegal. Fue para fines académicos, lo prometo. Dos bots (Bastión y Francotirador) se me unieron tras elegir la clase Asalto (Nivel 2-3) en la Operación Infierno en Amenaza: Media.

El comienzo de la misión fue peliagudo, una indirecta muy directa del pequeño calvario que sería el resto de la misión. La IA de Space Marine 2 no es precisamente eficiente durante el combate. Todo iba relativamente bien hasta que llegué a las puertas de la Refinería de Prometio. Hay que atravesar una gran explanada salpicada por metal industrial para llegar a la puerta principal.

La zona previa a la refinería suele ser un punto caliente en todas las misiones. Siempre hay enemigos, pero hay probabilidad de que aparezca un jefe aleatorio o una gran horda de bichos. Y esta última resulta especialmente engañosa porque aparece después de que empiece el combate contra los enemigos existentes. Acabas rodeado de decenas de enemigos sin darte cuenta.

Maté a dos Tiránidos menores y fui directo a por dos guerreros que había sobre una plataforma. El primero cayó rápido y el segundo puso tierra de por medio entre él y mi martillo de guerra. Utilicé los propulsores para volar rápidamente y asestarle un golpe devastador. Dos más se acercaron corriendo junto a sus lacayos... y tras ellos cayeron las estructuras biológicas que utilizan los bichos para desplegarse, como las cápsulas en Helldivers 2.

En cuestión de segundos se juntaron cuatro guerreros frente a mí y decenas de bichos menores. Sé perfectamente cómo proceder en estas situaciones: posición defensiva y hacer parry a todos sus golpes para desgastarlos rápidamente. Creía que lo tenía todo controlado alrededor del minuto 1:15 del vídeo. Me sentía algo sobrepasado, pero nada que no pudiese controlar.

Segundos después contemplé el campo de batalla para ubicarme y elaborar una estrategia. Me inundó dos tsunamis muy diferentes: miedo por las decenas de tiránidos que me perseguían y emoción por la batalla gloriosa que me esperaba. Sentí que las puertas del Valhalla se me abrían.

Había 5-6 guerreros acercándose por un flanco junto a decenas de menores y otros dos acechando desde el otro extremo con sus respectivos lacayos. Tenía claro que la única forma de sobrevivir era aguantar embistes y devolver golpes mediante tiros críticos y ejecuciones. Tenía que esquivar al mismo tiempo todo tipo de ataqus, físicos y de francotiradores. Citando al personaje de Bob Lee Swagger en The Shooter: "La lentitud te da precisión, la precisión rapidez".

En el minuto 2:10 conseguí hacer una ejecución a un guerrero termínido y aproveché la animación para controlar la situación: había 8 guerreros más esperando su turno para atacarme... y no respetan los turnos precisamente. Sabía que tenía la habilidad suficiente para sobrevivir, pero desde luego era obvio que las valquirias estaban esperando para llevarme al Valhalla.

La siguiente ejecución llegó rápida. Bloqueaba un ataque tras otro. A veces lograban encajarme tres o cuatro segundos porque el grupo no sigue un patrón rítmico para golpear y eso hace que falles muchos bloqueos cuando tratas adelantarte a sus movimientos de forma instintiva en mitad de la batalla.

Golpes críticos y bloqueos por doquier. Llegué a conectar varios tiros críticos seguidos en un par de ocasiones. La situación se volvió mucho más controlable alrededor del minuto 2:40 y 3:00 debido a todo el desgaste que había provocado con los parrys.

Tanto la armadura de Marine Espacial como el martillo de guerra estaban llenos de sangre. Solo llevaba tres minutos de combate, pero prometo que para mí fueron como 10 o 20 minutos, no exagero. Notaba los hombros cargados y cansancio en los dedos índices de tanto bloquear y golpear. Los dos últimos guerreros de la gran horda cayeron al mismo tiempo, alrededor del minuto 3:11 del vídeo.

Giré la cámara hacia el campo de batalla y vi a los enemigos restantes. Un guerrero que estaba a punto de capitular gracias al Bastión y el pesado del francotirador al fondo. Ejecuté al primero y cargué sin miedo hacia el segundo. Esquivé los disparos de su rifle mientras disparaba con mi Bolter pesado. Estaba crítico antes de llegar. Lo ejecuté sin ningún tipo de piedad.

"Ese penoso xenon no era más que un gusano aborrecible", dijo mi Marine Espacial tras acabar con el último enemigo. Caminé en dirección a la refinería. Armadura y martillo estaban bañados en sangre de bicho. Había sobrevivido. No sabía cómo, pero lo había hecho. Guardé el vídeo para el recuerdo. Lo que creía que fueron 10 minutos acabaron siendo poco más de 4 minutos. Vi la repetición y solo pude pensar: "Esto es una maldita locura".

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