Kratos de God of War mata dioses y destroza criaturas mitológicas, pero tiene un límite que nunca cruzará: las palabrotas

Los fans de God of War llevamos más de una década preguntándonos dónde está el límite de Kratos. El comienzo de su historia en 2005, marcado por una épica batalla contra una hidra en el Mar Egeo, fue un adelanto perfecto para la matanza que llegaría años más tarde con las entregas.

El espartano se ha llevado por delante muchas vidas: humanos, bestias, semidioses, dioses, titanes, etc. Ha ido al Hades varias veces y ha salido arrastrándose para seguir con una venganza que lo llevó a destruir por completo al panteón de dioses de la Antigua Grecia. Por si lo habéis olvidado, estos últimos eran su familia paterna. La cosa ha cambiado un poco en el nuevo capítulo nórdico, God of War (2018) y God of War Ragnarok, aunque esencialmente es lo mismo.

¿Dónde está el límite de Kratos?, ¿este señor no tiene líneas rojas? Tiene varias, aunque la más llamativa son las palabrotas. Christopher Judge, actor que le da vida, bromeó en el estudio de grabación e intentó colar un "¡Por dios, soy el jodido Dios de la Guerra!", a modo de queja cuando Freya lo envía a recoger unas hiervas para curar al jabalí que previamente Atreus hirió mientras aprendía a cazar.

Y aunque se trata de una anécdota graciosa, tiene sentido que Kratos no sea malhablado. Se crio en Esparta, rodeado de espartanos en la Antigua Grecia, lugar donde se imponía la disciplina y la educación. Además, los griegos solían dar mucha importancia a las palabras.

Teniendo esto en cuenta, no es extraño que Kratos regañase a Atreus después de que Mimir le llamase la atención por ser tan malhablado (God of War Ragnarok). El chico se defiende diciendo que "es solo una palabra" y que ha escuchado muchas peores. Kratos le dice que la palabra en sí no es el tema, sino que es un síntoma de que perdió el control. "¿Realmente quieres que esa sea tu última palabra?", sentencia el espartano.

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