Teniendo en cuenta que juego a ‘Fortnite: Battle Royale’ prácticamente a diario, ni que sea un rato corto para cumplir algún desafío que otro, decidí hace unas semanas aprovechar la situación para intentar mejorar mi pronunciación en inglés. Al fin y al cabo suelo estar acompañado de desconocidos que hablan en este idioma siempre, y lo cierto es que no tengo a nadie cercano con quien practicarlo de forma habitual, así que opté por probar.
Y ha estado bien.
En Fortnite: Battle Royale es fácil conversar
‘Fortnite: Battle Royale’ ha sido el elegido para este experimento, si es que puedo llamarle así, por dos razones principales. La primera ya la he comentado antes: juego casi a diario. La segunda es que, a diferencia de otros títulos en los que hay que hablar constantemente para estar coordinados en equipo, en el juego de Epic puedes no abrir el pico y acabar haciendo una muy buena partida. De hecho, lo más habitual es escuchar hablar al resto de compañeros de escuadrón solamente cuando mueren. Para quejarse, claro.
Total: que aquí no es necesario estar todo el rato hablando para llevar a cabo estrategias sesudas y ganar, con lo cual hay mucha libertad para ir soltando lo que te apetezca sin que nadie se enfade. Al menos en mi experiencia. Tampoco existen términos muy técnicos o específicos propios de ‘Fortnite: Battle Royale’ que haya que conocer más allá de los nombres de las zonas, por lo que si tienes un nivel más o menos decente de inglés es fácil conversar aquí.
Tengo que aclarar algo: de entrada me defiendo bien en inglés. Quiero decir que no he estado usando el juego para aprender el idioma (aunque siempre se aprenden cosas nuevas), sino para mejorar mi expresión. Me pasa como a tantas otras personas: lo entiendo todo (o casi todo), pero si no se practica, la pronunciación no sale sola por arte de magia. Sale... pues de aquella manera.
Puede costar al principio, pero merece la pena probar
Una profesora de italiano me dijo una vez que lo importante a la hora de hablar cualquier idioma nuevo es imitar el acento de los nativos. Eso implica dejar la vergüenza atrás, algo que puede no ser fácil para muchos (aquí el online ayuda al no estar cara a cara con nadie), y prestar mucha atención a cómo habla el otro para identificar sonidos, modulación, etc.
Durante mis primeras sesiones me costó arrancar. Pensad que en la mayoría de casos nadie más hablaba y tenía que ser yo quien acabara dando el primer paso si quería practicar. Hay gente que pasa olímpicamente de contestar y va a su rollo. Sin problemas, claro. También los hay que cantan. Todo bien, no voy a ser yo precisamente quien ponga freno a su creatividad. Y luego están los que sí contestan. De los que entran ya cabreados de serie no voy a hablar, los silencio y punto.
La cosa es que, en algunas ocasiones, cuando ya llevaba un rato conversando con alguien, reconocía que estaba usando el juego y esa conversación para practicar mi inglés. Y no recuerdo ningún caso en el que me mandaran a paseo. Al contrario: la gente suele responder bien, no hay nada malo en querer mejorar tu fluidez en un idioma. Te echan un cable. Porque no me refiero en este texto a soltar unas pocas palabras para hacerte entender, eso lo hemos hecho durante años, sino a intentar mantener conversaciones para poder practicar y mejorar.
La conclusión a la que he llegado, teniendo en cuenta que el experimento no se ha acabado y que seguiré practicando (al menos de vez en cuando), es que sí puedo mejorar mi pronunciación mientras juego. Parece una obviedad, pero lo cierto es que tampoco sabía cómo iban a reaccionar los compañeros y cabía la posibilidad de que no fuera el juego adecuado para esto.
Podría hablar en casa solo, leer textos en voz alta o ver vídeos educativos para saber cómo articular el sonido de tal letra y asimilarlo (esto último lo he hecho en más de una ocasión). Pero si tienes alguien al lado o, en este caso, al otro lado del micrófono mientras juegas con el que puedas ponerte a prueba, ver si te entiende (e incluso corrige) y practicar, pues eso que te llevas.
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