Hubo un tiempo en el que el malo del cuento se llamaba Electronic Arts (EA para los amigos… y los enemigos). La compañía representaba al gran dinosaurio de lentos movimientos y de nula innovación. Era el objetivo a criticar, ese al que dirigir todas las miradas de forma inquisitoria. Pero un día el cuento cambió.
EA se miró una mañana al espejo y no le gustó lo que vio. Y, en un acto extraño para un gigante de sus dimensiones, la compañía decidió invertir en nuevas franquicias y premiar las nuevas ideas. Así llegaron al mercado ‘Dead Space’ y ‘Mirror Edge’ apoyados por una generosa campaña publicitaria. ¿La respuesta del público a tan sorprendente paso de break dance? Un relativo fracaso en las ventas. Conclusión: tenemos lo que nos merecemos.
Afortunadamente ‘Dead Space’ sigue teniendo el apoyo de la empresa. A la precuela para Wii se le unirá ‘Dead Space 2’ de nuevo para PS3, Xbox 360 y PC. Mientras, ‘Mirror Edge’, la apuesta más arriesgada, ha quedado en dique seco. Lo que no deja de ser curioso porque al final de ‘Dead Space’ la historia quedaba cerrada y en ‘Mirror Edge’ terminaba con un continuará.
Centrándonos en el propósito de este post, hay que decir que fue todo un placer y una sorpresa vivir (o más bien sufrir) los minutos iniciales de ‘Dead Space’.
Siguiendo la tradición de películas como ‘Event Horizont’ con su homenaje al novelista H.P. Lovecraft (ese horror ancestral de difícil descripción) y la saga ‘Alien’ (desde los angustiosos espacios cerrados al concepto realista de currantes de colonias exteriores que tan bien explotó años después ‘Atmósfera Cero’), ‘Dead Space’ inyectaba nueva sangre a un género venido a menos como era el Survival Horror.
Escuchamos un mensaje angustiado de nuestra amada, un mensaje de derrota y de disculpa que hemos visionado mil veces. Segundos después salimos de la velocidad luz y nos topamos con la imagen impresionante de nuestro destino. Un planeta devorado por el hombre, con pedazos de tierra del tamaño de montañas flotando a la deriva. La música solemne acompaña el avistamiento de la nave minera que ha solicitado nuestra ayuda…
Este arranque de juego, que termina tras el susto del ascensor en el minuto ocho, funciona como un corto de presentación. Pone sobre el tapete los primeros datos sobre la historia, el elemento extraño y terrorífico, la contundencia sonora, las innovaciones visuales a nivel de interfaz como integrar la barra de vida en la columna vertebral del protagonista o el menú holográfico en la acción que potencian la urgencia en los momentos más delicados, etc.
Si somos capaces de continuar (recomendable el nivel normal o difícil) nos encontraremos con el curioso arsenal, el concepto de mutilación del enemigo que nos obliga a afinar la puntería (incluso cuando nos gustaría disparar a lo loco y salir corriendo), las revelaciones sorprendentes, las fases en gravedad cero, el dolor físico y psíquico de nuestro protagonista que se traducirá en un terror continuo en nosotros, las estampas que quitan el aliento y el tremendo final.
Con ‘Resident Evil’ y ‘Silent Hill’ lejos de sus mejores momentos, ‘Dead Space’ toma con fuerza el relevo de ambos. El sólido universo creado a su alrededor se ha extendido y apuntalado a base de cómics y de una película de animación (innecesaria a mi parecer) y se continuará en breve con un nuevo título. Sólo espero que EA sepa parar a tiempo y no agote este nuevo filón, que no se olvide del propósito inicial que la llevó a descubrir nuevos mundos. Aunque bueno, si el público responde, después de todo tendremos lo que nos merecemos ¿no?
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