Septiembre, el mes en el que ya se empiezan a ver las tiendas abarrotadas de padres e hijos en busca de material escolar. Estudiantes de universidad que se preparan para los exámenes de recuperación poco antes de volver al nuevo curso. Las playas se vacían poco a poco y los trabajadores van volviendo a sus respectivos puestos. En definitiva, se acaba el verano.
El fin de las vacaciones provoca una cierta melancolía por aquello que se nos escapa. Todos esos ratos, esa despreocupación, no son ahora más que recuerdos. Emociones agradables asociadas también a la propia época: el calor invita a refrescarse, a salir fuera y pasarlo bien, estar con los amigos y seres queridos. En ocasiones, sea por el motivo que sea, no nos damos cuenta de todo eso hasta que ya estamos a punto de volver a la rutina, e intentamos aprovechar los pocos días que nos quedan al máximo. A Short Hike trata un poco de eso.
En este pequeño juego controlamos a Claire, una joven que ha sido arrastrada por su tía hasta una isla donde van a pasar las vacaciones. Si te parece que el juego tiene demasiados jaggies, es a propósito. A Short Hike trata de imitar la estética que solían tener los juegos en tres dimensiones para la primera Nintendo DS. Ambientación nostálgica donde las haya, evocadora de esos tiempos felices en los que éramos niños y jugábamos infinitas horas a Animal Crossing en la portátil. Todo está lleno de color y de animaciones fluidas; da gusto pasearse por esos entornos. Tiene que ser así, porque de eso va el juego.
Al principio, lo único que ocupa la mente de Claire es una llamada importante que tiene que recibir. Lleva todo el día encerrada en casa de su tía por eso. Esta le explica que no hay cobertura en casi toda la isla, así que, si quiere hablar por teléfono tiene que escalar hasta la cima más alta del lugar. A nuestra protagonista no le queda más remedio que salir y enfrentarse al mundo de sus vacaciones.
Es un juego corto, como su propio nombre indica. Quizás dure cosa de una hora, pero en realidad depende del tiempo que quieras pasar con él. Aunque hay un objetivo claro y directo, la gracia está en lo que pasa en medio. La isla resulta ser un sitio más grande de lo que parecía, lleno de recovecos ocultos, pequeños desafíos, y personajes pintorescos. Es un auténtico placer explorarla.
Poco a poco te das cuenta de que llegar a la cima es lo de menos. Lo más probable es que por el camino nos distraigamos con cualquier cosa. Un nuevo camino, un diálogo gracioso, un minijuego, o simplemente unas vistas magníficas. No hay ni puzles ni sistema de combate, tan solo pequeños objetivos secundarios bien contextualizados dentro del marco general. A Short Hike quiere ser una experiencia relajante, y lo demuestra con su apartado artístico, su música, y sobre todo su diseño.
Trata sobre dejarnos llevar. Apartar durante un rato las responsabilidades y centrarnos en que, diantres, lo estamos pasando bien. Se puede apreciar esta actitud en la propia Claire, que pasa de estar aislada en casa a abrazar las absurdas conversaciones con los isleños que le encomiendan tareas aún más ridículas.
Además, el enfoque del juego está pensado para que no haya solo una única forma de llegar al final. Cualquiera puede alcanzarla jugando a su ritmo, explorando por donde vea y haciendo lo que le parezca. No hay que estresarse por estar desviándote del camino principal ya que, en el fondo, lo que estés haciendo también es útil. Y más importante aún, te estás divirtiendo.
Es inevitable sentirse fatigado por los quehaceres, por tener que estar pendientes de montones de cosas a todas horas. Tenemos tan interiorizado el no poder darnos prioridad a nosotros mismos que todo a nuestro alrededor acaba generándonos ansiedad; ni siquiera podemos disfrutar de unas merecidas vacaciones.
A veces, nuestra cabeza dice “hasta aquí” y conseguimos desconectar, pero ya es demasiado tarde, el fin de las vacaciones está a la vuelta de la esquina. Vuelve la melancolía, el arrepentimiento y, de nuevo, el estrés por no haber sabido aprovechar lo que teníamos. No obstante, a veces hay margen para una última oportunidad.
Está muy mal visto perder el tiempo, pero en el fondo, es lo que más gusto da. Sentir que no tienes que ser productivo, que no has desaprovechado el día porque tampoco había nada que hacer para aprovecharlo. Cuando tenemos la posibilidad de hacer eso es una sensación maravillosa, y A Short Hike nos lo ofrece en una pequeña dosis sumamente agradable. Un juego sobre disfrutar el momento y no tener que llegar a tiempo, sino cuando nos apetezca. El final es un broche de oro muy tierno que nos recuerda que no tiene nada de malo pensar en nosotros mismos de vez en cuando.
Ahora que se acaba el verano y casi todo el mundo tiene que volver a sus cosas, nunca está de más darse una vuelta por la isla de A Short Hike. No dura mucho, pero es un recuerdo agradable de las cosas buenas que tienen las vacaciones. El rato que se pasa es encantador y muy disfrutable. Un trocito de melancolía que nos acompañará en la vuelta al trabajo o a los estudios.
Lo podéis comprar en ich.io a través de este enlace, y además se os da una clave para jugarlo en Steam si queréis.
Ver 4 comentarios